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Publicaciones de la categoría: el habitar urbano

Cultural Heritage SA y el sueño moderno: Un hotel llamado Quito, símbolo de ti, símbolo de qué, símbolo de clase

07 domingo Mar 2021

Posted by Pedro Jimenez-Pacheco in Desigualdad, Ecuador, el habitar urbano, Política del espacio, Teoría del espacio crítico

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Si usted identifica el discurso realmente existente en la arquitectura «moderna», su ideología, ahora imagine el discurso sobre el patrimonio arquitectónico moderno poniendo en valor al discurso anterior, reproduciendo su ideología, llevando la alienación a toda la sociedad.

Fuente: Jonathan Machado (2019). Ex trabajadora del hotel Quito.

En un proceso irreversible de urbanización capitalista en el centro norte de la ciudad de Quito, no debería sorprendernos el desenlace del bien inmueble donde funcionaba el Hotel Quito, que en su etapa final fue convertido en un paquete accionario en el mercado bursátil, dejando a centenas de trabajadores y familias en el desempleo. Y no debe sorprender, porque el tiempo del edificio de generar rentas favorables y una revalorización del suelo terminó. Esta explicación se sostiene, de modo general, mirando el cause natural de la marca del urbanismo y la arquitectura modernos en el resto del globo.

Tampoco presenciamos un momento atípico en el discurso patrimonialista, en el que se prepara un relato de lo que hay que conservar, en nombre de una élite decadente que prefiere resguardar sus intereses de glamour y folclor, a aceptar la irremediable embestida de capitales transnacionales; que curiosamente son los mismos con los cuales se forjó este objeto de culto arquitectónico, símbolo de una identidad local de los años 60.

Otra vez, la petit burguesía intelectual ha decidido qué se debe conservar, en oposición a la vocación de un suelo que probablemente no han intentado ni les ha interesado revertir. Ojalá la hubiésemos visto preocupada por los despidos de los trabajadores que llevaban allí decenas de años, o por la cotización en capital ficticio de un bien inmueble subastado, vendido y revendido entre públicos y privados. Ahora, en la desesperación de perder uno de los últimos emblemas de su identidad de clase, se abren exposiciones, inician conversatorios, debates y foros especializados para salvar un símbolo ¿de qué? En otro plano, por supuesto, de la violencia urbanística y la dominación cultural, algo de lo que nadie parece querer hablar. A lo sumo, se oyen esas voces paternalistas que hablan, en romance, de una simbiosis cultural perpetrada en un giro de diplomacia multicultural y cafés políticos de la belle époque quiteña.

De prevalecer la lucha conservacionista, esta fracción de la burguesía urbana tendrá un gran desafío, pasar del marco de la conservación de un bien inmueble atado a un paisaje privilegiado para pocos y una historia de explotación social, hacia la construcción de un relato que busque frenar la voracidad inmobiliaria, al menos en ese pedazo de la ciudad, y devuelva un sitio exclusivo al resto de la comunidad. Esto significaría a todas luces, desafiar al modelo rentista de gestión público-privado y tener la fuerza de proponer la democratización de un patrimonio suntuoso, es decir, colectivizar el lugar que ocupa el hotel llamado Quito: símbolo de modernidad soñada, símbolo de clase y símbolo inequívoco de la mercantilización de la ciudad a través de la arquitectura de estilo internacional, el turismo de lujo y la folclorización de las culturas aborígenes. Reto imposible, desde mi punto de vista, si se sigue defendiendo el patrimonio de las fichas e inventarios y no el patrimonio de la gente.

Gritando vendrá la primavera

11 domingo Oct 2020

Posted by Pedro Jimenez-Pacheco in Desigualdad, Ecuador, el habitar poético, el habitar urbano, Neoliberalismo, Política

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Se solicita del hombre que devuelva a la tierra lo que recibe de ella…
un grito a la memoria que recuerde:
que no hay octubre malo que por bien no venga
la práctica social de lo posible-imposible
cadena de piedras de río en barricada
que ponga al sistema contra el sistema.

Se solicita del hombre que devuelva a la tierra lo que recibe de ella…
un grito al espacio que comprenda:
que la ciudad es del campo
y el espacio doméstico ha sido domesticado
forma de lo posible de un urbano invencible
lugar de todes los desobedientes buenos y malos.

Se solicita del hombre que devuelva a la tierra lo que recibe de ella…
un grito al silencio que no calle:
ante la supervivencia del capital a costa de pandemias
que manda en instituciones y pretende acallarnos
statu quo de un bicentenario falsamente diverso
en cabina sorda de nobles voces zalameras.

¡Basta!

Hoy, ya no solicitamos más nada
devolvemos a la tierra lo que es de ella
el trabajo silencioso de las masas oprimidas
que florece de rabia en una escalinata.
Ni ciudadanos del mundo ni ciudadanos de algún sitio
somos estudiantes, familias, gente de abajo que grita:

¡No hay futuro!
pero somos utopía concreta
movimiento del presente gritando
¡¡octubre es primavera!!

Velada libertaria. Escalinata de la dignidad, Cuenca, Ecuador (octubre 9, 2020).

Cuarentena de lo urbano

22 domingo Mar 2020

Posted by Pedro Jimenez-Pacheco in el habitar poético, el habitar urbano, Teoría del espacio crítica

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Límites creativos por virus de soledad
revelaciones diarias de vacío, desorientación:
—naturaleza o dios—
¿a qué debemos temer hoy?

La esperanza de la acumulación
(de flujos ficticios, desregulación)
de nada sirvió ni servirá
menos en cuarentena urbana
fin del consumo del espacio improductivo
quiebra del ocio global.
¿Y la esperanza cibernética?
lucha histórica contra el antropo
anti-revolución de lo vivido
que en realidad suspendida
plantea por qué vivir mañana.

Más allá del miedo
entre nuevos facismos
ecológicos y religiosos
el pánico es lo vintage
se venden vacunas
lo que haga falta
florecen flores, charlatanes
de la adaptación en conformidad
‘couches’, proclamados, vicepresidentes
exigiendo disciplina
obediencia y larga siesta.

Vendrá la reconstrucción global y tendrá tus ojos
la democracia profesional, despiadado capital.
A mis casi 37 venció la urgencia de miedo
el mundo no está.

1958_1960 CONSTANT new babylon
Constant N. (1953). Boceto de la New Babylon

Los franeleros dominan la ciudad

25 martes Jun 2019

Posted by Pedro Jimenez-Pacheco in Desigualdad, el habitar poético, el habitar urbano, Teoría del espacio crítica, Teoría del espacio crítico

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El siguiente cuento se produjo en el contexto del Foro realizado en junio de 2019 sobre la plaza San Francisco de la ciudad de Cuenca, organizado por el Colegio de Arquitectos del Azuay. En este conversatorio, un funcionario municipal de rango medio llegó a decir que los franeleros dominan la ciudad de Cuenca, y que había, en conclusión, que limpiar las calles, esquinas y plazas (especialmente las del centro histórico) para librarnos de unos grupos pequeños pero maléficos que se han apoderado de la ciudad. (https://www.facebook.com/caeazuay/videos/558345364692867/).


Sobrina mimada del dios capital, la UNESCO deja declarando qué vale y sobretodo qué no. Si no vale habrá que hacer valer. Para eso, dice, se tiene que liberar, hay que limpiar, pero habrá que limpiar bien, y si eres buen limpiador hasta un tuit alhaja se puede obtener. El administrador que no sabe cómo limpiar, obediente señala lo que se debe limpiar, llama a la academia, pide que enseñe, que explique cómo se limpiará. Llega el proyecto, guste o no, igual obediente, llega la política también… Ahí, entre vericuetos, dicen que limpiado está. Pero gremios y cámaras de la localidad, convencidos que representan a la gente de a pie, se quejan porque mucho valor no llega, y limpio limpio no está. No saben bien qué hacer pero insisten que se debe limpiar bien, que se ha privatizado la plaza de todos. ¡Sí! a favor de grupos de presión, unos cholos que ordenan a la autoridad, ¿podrá creer…? Después de tanto tiempo diciendo que la plaza apesta, esa gente fea que vende cosas feas se apropió del lugar, capaz conscientes que a ellos mismos es que hay que limpiar, que de ellos, los funcionarios suquitos y no tan sucos se quieren librar. Por eso mismo, este texto no se llama: «si van a privatizar la plaza que sea con gente y cosas bonitas», porque a la casta y aspirantes a casta les vale carpeta la plaza. Como en los cuentos: limpiarán y limpiarán… pero la gente sencilla volverá a ensuciar el lugar.

¡Ah, cierto! los apestosos de la placita mandan a decir a la universidad que figuritas felices de render no serán jamás; y que venga el gremio o el suquito del municipio que venga, que limpie nomás, porque cada vez más organizados y peinaditos los encontrarán.


– Me voy a jugar en el Espacio Público
– ¿pero eso qué es?
– pura ideología.

La producción de teoría del espacio crítica. ¿Hacia una pluralidad metodológica?

17 sábado Feb 2018

Posted by Pedro Jimenez-Pacheco in el habitar urbano, Pluralidad metodológica, Teoría del espacio crítica

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Resumen de la Conferencia de Pedro Jiménez Pacheco en el I Congreso Iberoamericano redfundamentos

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Si lo posible se revela hoy como un horizonte indeterminado y sin límites, es porque lo real lleva en sí contradicciones radicales (Lefebvre, 1971). El “goce” plantea un concepto capital de la dimensión subjetiva del espacio social radical y que ha pasado desapercibido por los teóricos del espacio urbano en general, y por los investigadores de la obra de Henri Lefebvre en particular. Quizás una de las cosas más difíciles para los arquitectos en el ámbito de la investigación es familiarizarse con un sentido de la metodología que pueda guiar la escritura sobre arquitectura. Iain Borden (2000) señala para trabajos extensos que el mejor trabajo no es sólo el que dice algo original sobre arquitectura, sino también aquel que entiende exactamente cómo los criterios y la originalidad han sido producidos. Este problema se ve agravado, según el británico, por el hecho de que muchos pensadores-escritores de la arquitectura han adoptado un amplio rango de enfoques diferentes desde los años 50. La categoría denominada por Borden como “Metodología histórico crítica” resultó de gran utilidad en nuestro plan de investigación doctoral. Dada su amplitud de enfoques, al menos dos, plantearon claros desafíos en la naturaleza de nuestro proyecto: los enfoques de “teoría e historia políticas”, y de “teorización y estudios interdisciplinarios”. A estos, se añadió la “teoría urbana crítica” (Brenner, 2009), un campo mejor confeccionado para nuestro caso. Sin embargo, Borden propicia una importante reflexión para los procesos de investigación en los que debemos hacer una revisión del pensamiento a medida que avanzamos, ya que cualquier hallazgo se convierte en un producto a validarse en el proceso de investigación. Así pues, nos recomienda tomar notas, revisarlas periódicamente, escribir sobre la marcha, hablar sobre la marcha y discutirlos constantemente. Precisamente lo que buscamos en el I Congreso Iberoamericano redfundamentos. Luego de un considerable esfuerzo en descifrar los métodos de Lefebvre, decidimos emplearlos en nuestra propuesta doctoral. De esta suerte, empezamos por empujar una hipótesis a su límite, lo que en el mundo Occidental implica situarnos en una transición hacia el postneoliberalismo urbano y el fin de la ciudad, a saber, una vía precipitada hacia la insostenibilidad global. Este planteamiento exige la búsqueda urgente del contraproyecto a un sistema urbano cerrado, para sustituirlo por una teoría parcial abierta de resistencia y de posibilidades transformadoras que arrojen luz sobre una ciudad de apropiación concreta, basada en la producción social de otro espacio. De esta presunción, perseguimos restituir la totalidad de la teoría espacial de Lefebvre y la creación de un objeto virtual con sus contenidos materiales y subjetivos a través de la operación de “transducción”. Operación intelectual propuesta por Lefebvre que puede proseguirse metódicamente y que difiere de la inducción y la deducción clásicas, pero también de la construcción de modelos, o de la simulación de enunciados. Lefebvre (1962) plantea la transducción para elaborar y construir un objeto teórico virtual, a partir de informaciones sobre la realidad, así como, a partir de una problemática planteada por esta realidad. La transducción supone un feed-back entre el marco conceptual utilizado y las observaciones empíricas. Su metodología conforma las operaciones mentales espontáneas del especialista. Introduce el rigor en la invención y el conocimiento en la utopía. En adelante, mediante el “método regresivo-progresivo” (1953) confrontamos el objeto virtual frente a un objeto real determinado por el modo de producción municipalista del espacio urbano y su espesor histórico en la ciudad de Barcelona, desvelando los conflictos, actores y contra-dicciones, constituyendo así un objeto real-posible. Para Lefebvre, la dialéctica de lo posible ofrece la llave para abrir las puertas cerradas del presente. Lo posible se opone a lo real y forma parte integrante de lo real: de su movimiento.

Nuestro análisis de la obra Toward an architecture of enjoyment (primera edición de L. Stanek (2014) a razón de su encuentro con el manuscrito original de Lefebvre: Vers une architecture de la jouissance) busca superar la revisión cuidadosa de un texto inédito y se enmarca en una metodología que surge de un «sistema teórico crítico» (abierto) previsto para el desarrollo de nuestro estudio. Este «sistema» actúa metodológicamente como un conjunto estructurante de enfoques dinámicos, y al mismo tiempo, como un ejercicio en la búsqueda de ensanchar la teoría del espacio de horizonte materialista. Se configura por etapas progresivas conexas, mediante las cuales, avanzamos hacia la conformación de una herramienta pedagógica de uso en los estudios de lo urbano y en la profundización de una teoría del espacio social, así como, en la política y práctica de dicho espacio. Se levanta sobre una base epistemológica, construida a partir de la prospección en los campos esenciales del pensamiento de Lefebvre, persiguiendo la formación del espacio radical humano como un objeto virtual, a través del conocimiento del espacio social lefebvriano. Sobre esta base se incorpora la noción de una tradición lefebvriana y sus aportes, siguiendo una genealogía dialéctica que examina un momento de irrupción –entre 1950 y 1980– poco estudiado en el urbanismo Occidental. La etapa final crítica-pedagógica nos permite someter a varias pruebas el objeto real–incompleto, estableciendo sus contradicciones en medio de la crisis del neoliberalismo urbano realmente existente en la ciudad contemporánea. Únicamente, habiendo validado este objeto, y superando los obstáculos impuestos en el desarrollo del Sistema, podemos abrirlo al campo de la pedagogía y del conocimiento en lo que llamamos “teoría del espacio crítica”. En esta dirección, el artículo presentado se inserta en la base epistemológica del sistema; lo cual nos exigía el estudio de otro procedimiento consistente en el abordaje del pensamiento de Lefebvre como un proyecto de vida, procurando el análisis transdisciplinar de sus ideas (así, evitamos reducir su pensamiento, fragmentándolo desde el especialismo o totalizándolo desde la mirada especializada de la arquitectura). De esta forma, los fundamentos lefebvrianos para una arquitectura del goce, se suman en la construcción definitiva de nuestro objeto virtual, siguiendo la operación transductora. Finalmente planteamos que nuestro sistema debe ser capaz de habilitar la concatenación de nuevos métodos en su desarrollo crítico, pedagógico y político. En efecto, dados los descubrimientos en el progreso de la investigación, así como, el movimiento dinámico de los enfoques; creemos que una idea para evitar el habitual cierre del proceso metodológico, sería avanzar hacia el concepto de “pluralidad metodológica”; comprometido con el orden de un sistema abierto, y sobre todo, con los desafíos y procedimientos iniciales.

Artículo completo: El goce [la jouissance] en el espacio. Fundamentos lefebvrianos para una arquitectura del goce.

Pedagogía y defensa de una Ley truncada

03 sábado Feb 2018

Posted by Pedro Jimenez-Pacheco in Ecuador, el habitar urbano, Política del espacio

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DQQcL4vX4AALZ4DEn aporte al “debate” dada la turbulenta convocatoria y la campaña cerrada de la consulta popular en Ecuador, analizamos con calma lo que implica el contenido de la pregunta nro. 6.

Con un poco más de un año en vigencia de la conocida como #LeydePlusvalía –a pesar de su torpedeada aplicación, por tanto, un funcionamiento truncado– es posible tejer algunas ideas. La Ley si bien no ha regulado inmediatamente los comportamientos especulativos, en cambio, ha golpeado por primera vez la estructura especulativa con efectos concretos. La Ley ha servido primero, para la auto exposición del conjunto de agentes (grandes propietarios, constructores-promotores, asesores inmobiliarios y reguladores: políticos interesados) que realizan la plusvalía y las sobreganancias localizadas para el inversor (que se confunde con cualquiera de los agentes citados). Uno de los casos más aberrantes es el de Jaime Nebot que, como sabemos, puede ser todos los agentes a la vez (Observatorio de la Dolarización, 2018. FactCheck: negocios offshore del Alcalde Nebot) La Ley los ha desenmascarado desde su propio anuncio.

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Representantes de gremios, cámaras, colegios de arquitectos e ingenieros, asesores del Gobierno Nacional del Ecuador, etc.

Por otro lado, el tiempo de vigencia de la Ley demuestra que ésta NO afecta a la economía de la construcción (Jaramillo, 2018. Ley de Plusvalía a consulta popular, el retorno de la política pública clientelar) la cual está condicionada principalmente al ciclo económico nacional: constatados, la reducción de las operaciones y ganancias del sector desde el año 2011 y el inicio de su recuperación en el segundo semestre del año 2017 (Gamboa, 2017. ¿Y cómo está de salud el sector inmobiliario?). En tercer lugar, la Ley ha contribuido a moderar el mercado del suelo, reflejado en la corrección del precio final de venta y arriendo de inmuebles, que venía con una tendencia alcista prolongada en las principales ciudades hasta finales del 2016 (Plataforma inmobiliaria Plusvalía.com), como resultado principalmente del freno de las promotoras, de su actividad especulativa inherente y su jerarquía como agentes capitalistas demandantes del suelo (Topalov, 1978). De allí, que la Ley da un paso significativo para entender el movimiento de las relaciones de formación y repartición de la plusvalía del suelo en respuesta a dispositivos (Ley) para su redistribución. Finalmente, la presión (chantaje) al Estado por parte de grupos poderosos (cámaras, gremios, APIVE, actores políticos, etc.) nos enseña que no existe, y difícilmente existirá un contrapeso institucional sostenible en las relaciones de poder político, lo cual nos obliga a empezar a organizarnos desde abajo como usuarios no capitalistas de la vivienda (inquilinos, propietarios no capitalistas, cooperativistas, etc.) para disputar un conflicto durísimo en la arena urbana, en la ciudad del futuro.

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Por tanto, es necesario insistir en que el frenazo del sector de la construcción, no es imputable a la Ley en ningún caso, sino al comportamiento especulativo inherente a los promotores, que han terminado por desinvertir, chantajeando al gobierno con la ficción de que la Ley frenó a la economía mundial… (Autor, 2017. Plusvalía y rentabilidad del suelo: dos caras de la misma acumulación. El gobierno no es ingenuo, se engañan y/o nos engañan. Recordemos la lógica sencilla de que la Ley está vigente recién desde el 2017 y que con ésta, el sector inmobiliario ha empezado a recuperarse desde el segundo semestre del mismo año, dejando sin sustento el argumento central del conjunto de proponentes para su derogatoria. Otro examen fácil es observar al sector de la construcción en Colombia, por ejemplo, al cual le ha ido peor que a Ecuador, sin lograr aún recuperarse, y sin Ley alguna (Kertzman, 2017. Construcción sigue postrada). La economía de la construcción responde principalmente al ciclo de la economía nacional, lo riguroso es tomar en cuenta que recién estamos superando una contracción regional 2014-2016.

26733628_10155647154773889_6294432027699907016_nPor otro lado, la ley no está operacional a falta de un reglamento específico, este reglamento es parte de los siguientes pasos que hay que dar. No se puede retroceder. En caso de ganar el ‘si’ en la pregunta nro. 6, se enviará una nueva Ley que está siendo preparada por el sector inmobiliario (cámaras y empresarios) y la banca-mutualistas privadas (aliados estratégicos del gobierno). Debemos DEFENDER la Ley actual, ya no tanto, pensando en el combate o la eliminación de la especulación, que resultará del todo imposible, sino en la moderación de estos comportamientos, en la regulación de un mercado del suelo (relación social entre el capital y la propiedad del suelo) que no funciona bajo la lógica de la oferta y demanda (Topalov, 1978); y en el cual, la sobreganancia localizada o ganancia extraordinaria debe ser redistribuida, en cierta forma, devuelta a la sociedad. De este modo, además del objetivo desincentivador y redistributivo, es necesario monitorear sus efectos en la corrección de los precios de las transacciones (precios finales de venta y arriendo de inmuebles), a su vez, en la socialización del acceso a vivir en la ciudad, y en la prevención de futuras burbujas inmobiliarias tóxicas –que ya han devastado a generaciones enteras en el sur de Europa, España y EE.UU.

Por último, si se deseara perfeccionar o reformar tal o cual artículo en concordancia con los instrumentos de planificación y el nuevo reglamento que procedimentalice su aplicación, se lo puede hacer de forma expedita en la Asamblea; pero sin retroceder en el camino: en el que dar un paso, como vemos, cuesta muchísimo.

Hacia una política del espacio social en la revolución ecuatoriana del siglo XXI

14 viernes Jul 2017

Posted by Pedro Jimenez-Pacheco in Desigualdad, Ecuador, el habitar urbano, Política del espacio

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JIMENEZ PACHECO, Pedro. Calle de Barcelona en la Fiesta de Sant Joan. (Marzo, 23, 2017)

La calle como espacio del goce: Calle de barrio durante el día de la Verbena de San Juan. Barcelona, España. Pedro Jiménez, 2017.

Para hacer una revolución urbana verdadera que contribuya en la transformación de la sociedad y de la vida, no bastará solo con dignificarla sino habrá que conducirla en otro sentido, cambiándola. Siguiendo la teoría y ‘tradición’ lefebvriana, el desafío de esta era nos obliga a pensar otra sociedad en otro espacio; a intentar traspasar unos límites históricamente instrumentalizados por la codicia de supervivencia del capitalismo. En la actualidad, estos límites están situados en la reproducción de las relaciones de producción neoliberales (relaciones sociales que van más allá de la crisis del proyecto neoliberal tal como lo percibimos). En efecto, si Ecuador quiere forjar la transformación y sumar en esta lucha civilizatoria, requiere otro marco político del espacio. No será suficiente la proclamación del derecho a la ciudad o de un hábitat seguro y saludable. Tampoco es suficiente la voluntad de solucionar el ‘problema’ del déficit cuantitativo de vivienda (así lo hagamos), u otras propuestas como incentivar la recuperación estatal de suelo público, o promover el comunitarismo pero en nuevos guetos. En primer orden, es fundamental ponernos de acuerdo sobre la necesidad de erigir un bloque de políticas del espacio social con dos objetivos principales: 1. Frenar hasta revertir el desarrollo geográfico desigual realmente existente. 2. Reemplazar las relaciones de propiedad por las nuevas relaciones de apropiación, uso y goce del espacio/en el espacio. Tales objetivos nos obligan a definir una primera etapa con segmentos específicos y otros concurrentes destinados tanto a la producción del nuevo espacio social, como a la evolución del espacio social producido. No obstante, dicha etapa preparará el siguiente momento autogestionario.

En segundo orden, partimos de varias consideraciones esenciales: a) Que el espacio es un producto social, por tanto político y estratégico. b) Que tanto el espacio social de nuestras ciudades como el territorio nacional se constituyeron en su génesis colonial y se han desarrollado históricamente en la forma estructurante centro-periferia, desatando su realidad actual: fragmentado, homogeneizado y jerarquizado. c) Que el gobierno nacional durante los últimos años, en su afán por transformar el Estado, se ha preocupado por crear 8 centros adicionales (coincidentes con las zonas de planificación y gestión desconcentradas) en proceso de formación: Guayaquil, Cuenca, Loja, Ibarra, Tena, Ambato, Montecristi y Milagro. d) Que las fórmulas actuales de distribución de las rentas a municipios también han intensificado la desigualdad en los territorios. e) Que el Estado se ha dotado de instrumentos e instancias útiles, desde la misma Constitución (2008), los Planes nacionales de desarrollo, el Código (COOTAD), la Ley del Suelo, las nuevas Consejería de Hábitat y Superintendencia de control de uso del suelo, las subsecretarías de planificación zonal, la Ley de regulación de plusvalías, el programa de economía social y solidaria, etc. f) Que la escala de las políticas en los niveles provincial, municipal y parroquial, sostienen y reproducen las relaciones clientelares en detrimento de un desarrollo equilibrado. g) Que la voluntad de transformar el Estado es sólo un medio para conseguir transformar la sociedad como tal. h) Que ‘mejorar’ la vida de los pobres o dignificarla, no implica su transformación accidental en la dirección deseada. Si al hacerlo, el Estado condena a las clases populares a un futuro segregado y rentista, a saber insostenible para las siguientes generaciones, habrá fracasado en su intento revolucionario.

A partir de este examen general, se plantean un conjunto de recomendaciones, capaces de penetrar –desde arriba y abajo– varias capas institucionales, para su reflexión, y fundamental debate en el diseño e implementación de una política radical del espacio social en Ecuador. Valga advertir que estas recomendaciones sólo alcanzan una propiedad doble de transversalidad-multiescalar. Superando su inusitado encadenamiento, no responden a ninguna lógica especializadora más que a una ciencia del uso del espacio al servicio de lo posible.

Empezamos por la exigencia de suplantar la ambigüedad del principio reformador recogido en la función social del suelo, por lo revolucionario de avanzar hacia la restauración del predominio del uso de la tierra. En el caso ecuatoriano, a pesar de haber transcurrido 10 años del gobierno de la revolución ciudadana, no se puede descartar, incluso radicalizando los procesos, que la concreción de una transformación media pueda tomar una década más. En medio de esta incertidumbre, creemos que el Estado debe acompañar necesariamente durante la primera etapa (aprendiendo con la gente) la cogestión del suelo y de los recursos naturales, esto es hacer pedagogía social. Además, tiene la responsabilidad de promover la asociación y la organización, preparando las condiciones para la autogestión por parte de la comunidad. En términos amplios la autogestión no será únicamente de la propiedad, la construcción u otros recursos, sino de la reproducción y la vida colectiva en si misma.

Parte de la tarea ejecutiva y legislativa, al abrir la llave de la inversión, es que los presupuestos públicos nacionales y municipales prioricen el contraflujo periferia-centro, sobre todo en el espacio social producido. Atendiendo en todo momento a las periferias de los nuevos centros nacionales y a las periferias de los distritos que actuarán como nuevos centros dentro de las ciudades. Del mismo modo, la fórmula de distribución de la renta, del Estado central a los municipios, debe incluir un factor de desigualdad territorial o en su defecto una variable de justicia espacial, para que exista auténtica (re)distribución.

En otro aspecto fundamental, creemos que bien el Código y/o la Ley deben incorporar con más firmeza desincentivos a la parcelación (lotización), es decir, a la fragmentación generalizada del suelo. En esa dirección, tomando en cuenta el efecto de justicia(1) en el acceso a la vivienda creado por la Ley de Plusvalía, es necesario perfeccionarla para corregir la posibilidad de acumulación por especulación en urbanización y en vivienda a través de lobbies nacionales o transnacionales entre actores privados (inversionistas) y públicos (funcionarios).

Para avanzar hacia una descentralización real, radical en Ecuador hay que definir un nuevo marco de re-escalamiento de la política. Empezar por poner atención en la redistribución de poder, no únicamente de la responsabilidad competencial con recursos financieros, siendo esta la fórmula perfecta del clientelismo estructurado sobre la base electoral de una endeble democracia representativa(2). Para esto hay que revisar con detalle los mecanismos de contención del poder y los dispositivos centralizadores tanto en lo orgánico y legislativo, como en lo presupuestario. Además, dicho re-escalamiento se comprende a partir de un nuevo espacio social hipercomplejo, multi-escalar, con una multiplicidad de capas, y que no se delimita en la escala administrativa y política fijada, menos en la planificación tradicional; sino que se entrecruza o yuxtapone en todos los casos. De ahí la importancia de propuestas como la mancomunidad, pero también de la idea de ciudad como un terreno de mediación inter-escalar y no otro centro urbano de acumulación de capital, poder y violencia. En esta dirección, es necesario el reemplazo progresivo de las escalas administrativas o tratos barrio-parroquia, parroquia-ciudad y parroquia-provincia, por las políticas de escala: barrio-distrito, distrito-ciudad, y ciudad-mancomunidad o zona.

La posibilidad de transformación de las relaciones en el espacio social producido es más difusa, sin embargo, entre reguladores y controladores del uso del suelo, nunca sin los vecinos –aún, si son pocos los que quedan– deberán impulsar la des-programación de los espacios de consumo: a) regulando los flujos de inversión urbana salvaje; b) promoviendo el consumo de proximidad en los intersticios entre lo público y lo privado; c) rehabitando mucho del espacio cedido al comercio, subordinándolo al habitar –sin que una actividad desaloje a la otra– y; d) posibilitando la realización del goce principalmente en las calles, los espacios de representación y el espacio privado. Parte de una estrategia para rehabitar los antiguos centros, afectados principalmente por el efecto de implosión-explosión, es buscar acuerdos con los programas públicos de vivienda; con la finalidad revolucionaria de monumentalizar socialmente aquellos espacios de representación. Llenarlos de apropiación vecinal, ¡no de industria turística!

Siempre defenderemos un plan de producción del habitar en comunidad, y no del hábitat como una función asignable del urbanismo moderno altamente recomendada por agencias supranacionales. El Plan que impulsa el gobierno debe buscar una densificación relativa que combata el modelo de dispersión de la urbanización privada. Es posible plantear –en esta etapa– la convivencia de más de una clase social (evitando la conformación de guetos) con el objeto de establecer nuevas comunidades urbanas hechas por y a pesar de sus diferencias. Es indispensable favorecer la diversificación de la oferta de vivienda en régimen de propiedad colectiva, cooperativa, comunal, etc. No olvidar la promoción de la vivienda en alquiler social. Apuntalamos la importancia de reducir sustancialmente el fomento público de la propiedad privada y la ampliación progresiva del suelo público, pero con la perspectiva de que en la segunda etapa (a mediano plazo) pase a ser gestionado por la propia comunidad.

título de propidad monte sinai

¿Quién financia el programa? Si lo hace el Estado, sector privado, bancos, o entidades internacionales, o quien fuere, deberá hacerlo bajo un principio de inversión social. Sobre la base del funcionamiento de éstos planteamientos. ¿Quién contrata? Una comisión tecno-política transdisciplinar para el habitar en comunidad. ¿Quién programa y diseña el espacio? Universidades, colectivos y usuarios. ¿Quién construye el espacio? En la primera etapa, el sector privado junto a diseñadores y usuarios, siempre, bajo los fundamentos que se discuten en estas recomendaciones.

En tercer orden, pero no menos importante en apego a los objetivos principales, planteamos la des-homogeneización del espacio urbano-arquitectónico, primero del espacio institucional estandarizado y atravesado por modelos de planificación de predominio economicista y luego de los espacios de ‘creación’ arquitectónica, en ambos casos sometidos al orden funcionalista, estructuralista o formalista en alabanza a la dictadura del ojo, que buscan dominar en todos los casos al espacio y tiempo vividos (siempre sin conseguirlo). Así, la infraestructura institucional debe dar el salto de lo ‘socialmente necesario’ a lo socialmente producido, sin que lo primero sea descuidado. En el mismo sentido, la creación arquitectónica debe volver a reflexionar los códigos en las escuelas y aprender a imaginar-crear con el que habita (a partir de su cuerpo y sus deseos), en un ejercicio de transdisciplinariedad continua con las ciencias sociales y la realidad humana. El desarrollo y aplicación de los conceptos permitirán expresar una arquitectura y un urbanismo diferenciales, orientadores en el proceso de diseño del espacio para estimular la producción de las diferencias máximas y no la inducción de diferencias mínimas. Esta profundización conceptual prioriza la superación de las contradicciones fundamentales para cada caso, de la mano de un estudio de los espacios capaces de preparar y guiar la realización del goce. No olvidemos que los lugares no tienen manera de dar a los seres lo que sólo puede venir de ellos mismos, ‘la vitalidad conocida como deseo’. De igual forma, recordamos que un sitio del goce, asume la presencia de cuerpos, los hace disponibles por desprendimiento de cualquier obstáculo que lo impida.

Esta estrategia debe tener siempre presente algunas de las palabras aleccionadoras en la teoría de Lefebvre (1973) para el arquitecto, tanto en el momento del espacio-análisis, como en el momento de la imaginación y la creación de nuevos espacios: el arquitecto valorará lo multifuncional y lo transfuncional en lugar de lo simplemente funcional. Dejará de fetichizar (separadamente) la forma, la función, y la estructura como los significados del espacio. En lugar de la idea formal o más bien formalista de la perfección, el arquitecto la sustituirá por la idea de la perfección incompleta (la cual se persigue, se busca en la práctica), o, en todo caso la del estado incompleto perfecto, la cual descubre un momento en la vida (expectativa, presentimiento, nostalgia), proporcionándole una expresión mientras hace de ese momento un principio para la construcción de ambientes favorables para el urbanismo diferencial. “No es a través de la forma sino del contenido… que el arquitecto puede influir en la práctica social”

(1) Al no existir aún una valoración cuantificada de los beneficios, se observa de manera empírica la reducción de un 20-25 % en los costos del alquiler en el área metropolitana de Quito, a través de los medios de comunicación y la información disponible en asociaciones inmobiliarias y plataformas virtuales de alquiler.

(2) La democracia representativa y sus espacios instrumentales en la ciudad como dispositivos de re-producción de las relaciones de producción neoliberal, el caso de Concejos cantonales y Juntas parroquiales. El manejo de espacios de poder político bajo el sistema clientelar reproduce las relaciones de dominación (cooptación, explotación) y de dependencia (política económica institucional). La principal consecuencia, a raíz de la atención diferida de las demandas y la ‘sacrificada’ inclusión en los presupuestos, es el cobro del favor político, por intermedio de dirigentes barriales u otros órganos subalternos propios del sistema (por ejemplo: el trato Prefecto-Presidente de Junta) lo que permite la cooptación de la organización, de su movimiento, su pulsión colectiva o comunitaria. En el caso de los concejales, como se devela en el MDMQ, la repartición inorgánica y administrativamente conflictiva de espacios de poder, garantiza la fuerza estructural en la institución para imponer la agenda partidista y la distribución territorial de las cargas de cooptación y explotación. Todo esto en nombre de la democracia.

#LeyDePlusvalía Ecuador, no podemos viajar al futuro pero lo estamos estudiando

07 miércoles Dic 2016

Posted by Pedro Jimenez-Pacheco in Desigualdad, Ecuador, el habitar urbano

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Más allá del cálculo de arquitectos, urbanistas y profesionales de la construcción, algunos al descubierto en sus cuentas de redes sociales, casi todos calladitos desde el despacho o el aula, ¿cuándo la vivienda dejó de ser el hogar, el lugar de habitar y se convirtió en el espacio de negocio de unos pocos?

avaluadores-intermediarios

Promotores inmobiliarios de vivienda en particular, cámaras de comercio y construcción en general, así como políticos e inversionistas con intereses comunes a los anteriores, desnaturalizan y degradan la “función” de la vivienda. Ellos aseguran que la vivienda para el ecuatoriano promedio es un símbolo de estabilidad y una oportunidad de inversiones, de capitalizar ahorros y de asegurar el futuro y mejores condiciones de vida para la familia. A partir de allí, todas sus tesis de oposición a la nueva Ley de Plusvalía son ideologizadas, interesadas y tecno–lógicas. El espacio abstracto y mercantilizado que defiende esta clase poderosa y minoritaria de la sociedad, y en el que pretenden que vivamos, es su espacio de negocios, mediante el cual, pocos, muy pocos se enriquecen extraordinariamente. Algunos profesionales de la construcción incluso acusan a los hacedores de la Ley de desconocer el fenómeno inmobiliario –quizá hasta tengan razón. Yo me pregunto ¿cuánto debemos esperar para que estos profesionales –probos expertos inmobiliarios– diseñen una ley que regule la gestión de plusvalías? ¡Nunca lo harán! Es evidente que la Ley tendrá como cualquier norma, la posibilidad de perfeccionarse y ajustarse, primero en los debates asamblearios, luego en la práctica y su aplicación diaria.

La Ley permite las ganancias ordinarias y extraordinarias (regulándolas), NO hace ningún efecto para quienes [tienen] que vender su casita (por una vez), también establece una transitoria que segmenta en el tiempo las diferentes opciones de transferencia de los bienes. Tanto como, no debemos dejarnos confundir por quienes controlan el mercado inmobiliario, es fundamental no dejarnos alienar como sociedad. Las personas que adquieren una casa, la compran con la ilusión de vivir en ella, de habitarla, de usarla, de disfrutarla y tener una vida privada digna con su familia, o en solitario. Además, no todos pueden comprar una, mucha gente vive de alquiler y estoy seguro que lo hacen buscando exactamente lo mismo, es la naturaleza humana.

En cualquier caso, quienes tengan la intención de hacer un negocio del suelo y su edificación, ¡podrán hacerlo como siempre! Sólo que ahora, el mercado empezará a regularse y parte de su legítima y abultada ganancia será redistribuida nuevamente a la sociedad. En mediano plazo, veremos resultados: esperamos en principio el incremento del acceso a la vivienda de precio justo, razonable, equilibrado; ya no disparado por los efectos de la especulación y externalidades mediadas casi siempre por la magia de los bienes raíces. A largo plazo, apostando por una política pública desde abajo y una democracia directa, será posible facilitar el acceso a la ciudad, el ejercicio real del derecho a la vida urbana (en proceso de transformación)

En efecto, los resultados fruto de la redistribución también permitirán avanzar en la corrección de las desigualdades entre los eternos propietarios de la tierra y los que nunca serán propietarios de nada, porque así es la vida, y no pasa nada… Finalmente, si se consigue que una parte del excedente de capital de los inversionistas ya no vaya directamente al ladrillo, se evitarán crisis inmobiliarias como la que en 2008 azotó al mundo y que se encuentra en proceso de desplazamiento; en contrapeso —para quienes se preocupan tanto por la pérdida de empleos debido a la amenaza de siempre de desinversión privada— es necesario intensificar la promoción, diversificación y financiamiento de construcción publica, pero de alta cualificación. ¡Ese si es un desafío!

Sólo hay un futuro urbano para todos y la Ley abre esa posibilidad. El camino será muy duro.

Algunas preguntas para pasar del ‘default’ neoliberal realmente existente al derecho a la ciudad verdadero

29 jueves Sep 2016

Posted by Pedro Jimenez-Pacheco in el habitar urbano

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¿Existe un tejido asociativo en su ciudad? Si logra reconocer ese tejido, ¿de qué tipo es: obrero, parroquial, barrial, vecinal o tal vez ciudadano? ¿Cree usted que se han dado las condiciones para su fomento? Dado que estará pensando en alguna organización en particular, ¿considera que ese tipo de organización cuenta con capacidades de articulación, proposición e incidencia en sus propias condiciones de vida?

Quizás ‘eso que hay’ es una desfasada estructura de dirigencia barrial o parroquial, que tiene una sola posibilidad, marcada por el aparato central, como espacio de cooptación y clientelismo electoral. Si es así, ¿qué rol cumple la democracia urbana en la actualidad? ¿Será una forma de dominación primitiva? Por tanto, ¿necesitaremos más y mejor democracia en nuestras ciudades? Claro que si. ¿Y entonces qué acontecimientos tienen que ocurrir para desmantelar una tecnocracia participativa, institucionalizada, ‘ciudadanizada’, inamovible en nuestra cómoda vida urbana?

vieja-politica

Primero, intentar despertar del sueño neoliberal generalizado. Empezando por plantearnos, ¿qué es eso de humanizar, feminizar la política, politizar lo urbano y llevar los conflictos de la ciudad a su traducción y resolución en la vida cotidiana? ¿Desde dónde? A partir de la crítica radical, la autogestión y la política de lo cotidiano. ¿Cómo? Formando ‘bandas de garaje’ con vecinos, preocupados o no, relajosos o no, que quieran desconfigurar la calle, luego la manzana, el barrio, y así sucesivamente. Allí dentro, en el garaje prestado, habrá que intentar comprender: ¿qué, quién o quiénes mandan en la ciudad; qué rol cumplen el actual aparato municipal y la universidad en la cotidianidad, y en otro nivel: el urbanismo, la planificación, la economía o la arquitectura; y por supuesto, qué rol cumplirían todos estos agentes en el curso de los acontecimientos que queremos provocar?

Sólo conformando estratégicamente unas cuantas bandas de garaje que actúen como mecheros, colectivos y ensamblados, podremos ser capaces de encender la luz para desvelar las trampas de la democracia local y proponer su transformación en el horizonte de ‘lo urbano’ (como un todo rural-urbano, sin centro ni periferias), y en el marco de ‘lo cotidiano’ en apego a un nuevo humanismo radical.

Más allá de la solidaridad y las metodologías internacionales

06 viernes May 2016

Posted by Pedro Jimenez-Pacheco in Desigualdad, Ecuador, el habitar urbano, Terremoto

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Nicolas Riofrío_Pedernales_05:2016

©Nicolás Riofrío, (mayo/2016). Pedernales

Ante una propuesta, que nos habla de ‘solidaridad incluyente y desde abajo’ como enfoque sobre la cuestión de la recuperación post-terremoto, en tanto que considera que la (re)-(in)-surrección de la sociedad ‘civil’ es la única que puede resolver la situación crítica de cara al evento natural, en la medida en que nuestras instituciones sencillamente no estuvieron y no están preparadas para prevenir ni afrontar una catástrofe de esta magnitud; es evidente que se trata primero de una mistificación del estado en el planteamiento del problema y luego de una banalización de la sociedad en la solución.

Al estado se lo declara culpable, cosa que si así fuera (quizás en parte, corresponsable en la etapa pre-evento), no implica que no se requiera de una institucionalidad (post-evento) que resuelva las necesidades inmediatas o diferidas de la sociedad a otras escalas además de la local. En cuanto a lo segundo, más allá de las demostraciones de una solidaridad ‘civil’ generalizada como una condición humana, a lo que realmente debemos aspirar, es a la transformación de la realidad socio-espacial y económica de los pueblos damnificados, y para ello no es suficiente fijar como objetivo la ‘continuidad de su vida’ (como se sugiere). Por tanto, hace falta reconocer, al igual que la necesidad de una sociedad crítica, una crítica de la sociedad: si bien generosa y solidaria ante la emergencia en el desastre; pero indiferente, individualizada, apolítica y amnésica frente a nuestras estructuras particulares de injusticia y desigualdad social.

La aspiración de transformación de la realidad espacial y socio-económica de las comunidades asentadas en los poblados damnificados implica ¡cambiar su vida! por tanto, los vecinos afectados son quienes deben asumir ese cambio. ¿Cómo? ¡Produciendo su hábitat! Las instancias públicas (GADs, universidad y estado) están obligadas, más allá de las ‘metodologías internacionales’ a planificar y construir los mecanismos -ensamblados, en diferentes escalas y formas de colaboración horizontal- que posibiliten esa producción social del espacio, para dar una señal concreta de revolución territorial con la gente, en el mediano y largo plazo. Si la sociedad ‘externa’ (profesionales y voluntarios en general) no se articula, su aporte cualitativo sería puntual y se reduciría a muy poco en esta etapa.

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