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Publicaciones de la categoría: Política del espacio

Discurso de clausura para el Encuentro «El futuro del pasado. El patrimonio en buenas manos».

24 miércoles Nov 2021

Posted by Pedro Jimenez-Pacheco in el habitar poético, Neoliberalismo, Política del espacio, Teoría del espacio crítica

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innovación social, patrimonio cultural

El patrimonio cultural como medio práctico-sensible para una innovación social transformadora.

Me encantan las preguntas de siempre.

Ah, las viejas preguntas, las viejas respuestas,

¡no hay nada como ellas!

Estas son algunas de las líneas escritas por Samuel Beckett en su drama de teatro titulado “Fin de partie” o Fin de la partida. Empiezo por aquí, para invocar el retorno a las viejas preguntas. Y una vieja pregunta con relación al patrimonio cultural podría no ser tanto ¿Qué se debe hacer? sino ¿Dónde empezar de nuevo? Puede que allí, el Futuro del pasado cobre aún más sentido. Entonces, para viajar al futuro habrá que regresar a aprehender lo práctico-sensible y preguntarnos cómo despertar el amor por las cosas que realmente importan en nuestra vida cotidiana, y qué fibras o códigos debemos tocar para conservarlas.

Un código no consiste en un sistema de reglas prefabricadas. Todo código define un espacio centrado, abriendo un horizonte en torno a un mensaje, a un texto, desplegándolo y, consecuentemente, cercándolo o cerrándolo. Este texto puede ser práctico-sensible y social, por tanto no siempre escrito. Porque las relaciones sociales ya no aparecen solamente como abstracciones y formas, sistemas de contratos o de valores, instituciones o ideologías; sino también como un conjunto de campos sensibles diferenciales y articulados. De acuerdo a Henri Lefebvre, este movimiento de las relaciones sociales, a saber lo práctico-sensible constitutivo del mundo social considerado como valor de uso, no puede dejarse reducir. Este criterio trae un conflicto real que corresponde, sobre el plano teórico, a las luchas que se desarrollan en la práctica social y política entre los poderes homogeneizantes y las capacidades diferenciales.

Este asunto me ha llevado a entender, escuchando a nuestros queridos invitados, Toa (Saraguro), Ronald (Costa Rica), Paúl (Cochapata), Edison (Oña-Susudel) y Don Isidro (Agua Blanca) hablar de sus proyectos, y sobre la experiencia de co-construir, co-diseñar, en fin, sobre cooperar, que nos hablaban de diferencias. Diferencias que adquieren valor en ciertas prácticas que les permite vivir de manera diferencial, sensible; y en la mayoría de casos presentados, también les permite transformarse. Siendo esta, la raíz de los procesos de una poderosa innovación social.

Desde este enfoque de innovación se presenta una visión general sobre el desarrollo de las prácticas socialmente innovadoras, alrededor de las cuales surgen nuevas dimensiones que revelan su potencial: Primero, la creación de espacios y mecanismos de autonomía social; segundo, el empoderamiento comunitario, particularmente de colectivos con elevados niveles de vulnerabilidad socioespacial; y tercero, la posiblidad de desarrollo de nuevas dinámicas institucionales que impulsen los derechos sociales.

Este curso de la innovación es la que distingue al trabajo del grupo de investigación Ciudad, Patrimonio Mundial (CPM https://www.ciudadpatrimoniomundial.com), en tanto que más allá de la figura del sujeto emprendedor, los procesos de innovación que estimulan tienen una raigambre territorial, a través de la cual, la innovación social se define como las prácticas y los procesos a través de los cuales, las comunidades responden a sus necesidades básicas, en la búsqueda de transformar las relaciones de poder y la conquista de capacidades que les otorguen mayor autonomía. Así, varios autores han llenado recientemente este nuevo concepto de innovación desde la visión de la transformación social, acercándolo a los estudios de gobernanza y desarrollo territorial, basados en las teorías del cambio social y la acción colectiva. En concordancia, otros investigadores, remarcan que esta innovación social está orientada, no solo a plantear soluciones innovadoras en el orden de dar respuesta a necesidades sociales, sino también a facilitar el desarrollo de nuevas formas de organización y de interacción para abordar los problemas sociales.

En este marco, son alentadoras las capacidades de innovación demostradas para generar lazos de comunidad, proponer alternativas a formas dominantes de producción, trabajo y consumo; para responder a necesidades básicas insatisfechas, o salir en defensa del territorio, medio ambiente, patrimonio cultural y de los propios derechos sociales; así como, para empoderar a colectivos que sufren discriminación e influir en las políticas públicas.

De este modo, varios de los retos en los procesos de innovación social se discuten en las dimensiones de su sostenibilidad y escalabilidad. Se sugiere por sostenibilidad, la capacidad de dichas iniciativas de mantenerse en el tiempo, evitando su desarme, una vez que se debilita el empuje de su núcleo impulsor. Y por escalabilidad, que estas mismas iniciativas tengan la posibilidad concreta de trascender el ámbito microlocal de actuación en el que surgen habitualmente, creciendo hacia escalas territoriales más amplias y replicándose en otros colectivos o territorios. Es probable, que este sea el mayor desafío en las prácticas sociales innovadoras transformadoras, ya que escalar territorialmente depende de los apoyos por parte de los poderes públicos (entre los que figura la academia) quienes juegan un papel clave en la consolidación y expansión de estas prácticas.

Desde su casa, la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Cuenca, estamos convencidos que la fortaleza del grupo CPM es ir incansablemente tras esos desafíos. Y este encuentro es una muestra tangible del sentido de lo práctico-sensible revelado en cada una de las prácticas expuestas. Pero probablemente esto no sea suficiente, porque tal sentido vive una lucha permanente contra la inercia institucional, y sobre todo contra la partida neoliberal que mercantiliza nuestros patrimonios, turistificándolos, endeudando nuestros cuerpos, hipotecando nuestras vidas, para condenarlas o expulsarlas, poniéndolas al servicio de intereses alejados y muchas veces contrapuestos a los deseos no alienados de las comunidades.

En última instancia, aquello que nutre la espiral del futuro del pasado no estará entonces en pensar que la conservación del patrimonio cultural es la meta o un fin en si mismo. Y si quisiéramos responder a la vieja pregunta sobre dónde empezar de nuevo, el patrimonio cultural posiblemente sería un medio, una mecha que enciende los viejos y nuevos vínculos humanos, ya no solo el recoser del tejido social, sino el avivamiento de la chispa que despierta los conflictos no resueltos de nuestra memoria, sobre nuestros símbolos. Allí probablemente reside su valor actual, porque una vez restituido colectivamente, ese espacio de representación resignificado se convertirá en legado del trabajo, la solidaridad, la energía y el esfuerzo social que lograron cambiar una situación concreta en la vida cotidiana de la gente.

Cultural Heritage SA y el sueño moderno: Un hotel llamado Quito, símbolo de ti, símbolo de qué, símbolo de clase

07 domingo Mar 2021

Posted by Pedro Jimenez-Pacheco in Desigualdad, Ecuador, el habitar urbano, Política del espacio, Teoría del espacio crítico

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Si usted identifica el discurso realmente existente en la arquitectura «moderna», su ideología, ahora imagine el discurso sobre el patrimonio arquitectónico moderno poniendo en valor al discurso anterior, reproduciendo su ideología, llevando la alienación a toda la sociedad.

Fuente: Jonathan Machado (2019). Ex trabajadora del hotel Quito.

En un proceso irreversible de urbanización capitalista en el centro norte de la ciudad de Quito, no debería sorprendernos el desenlace del bien inmueble donde funcionaba el Hotel Quito, que en su etapa final fue convertido en un paquete accionario en el mercado bursátil, dejando a centenas de trabajadores y familias en el desempleo. Y no debe sorprender, porque el tiempo del edificio de generar rentas favorables y una revalorización del suelo terminó. Esta explicación se sostiene, de modo general, mirando el cause natural de la marca del urbanismo y la arquitectura modernos en el resto del globo.

Tampoco presenciamos un momento atípico en el discurso patrimonialista, en el que se prepara un relato de lo que hay que conservar, en nombre de una élite decadente que prefiere resguardar sus intereses de glamour y folclor, a aceptar la irremediable embestida de capitales transnacionales; que curiosamente son los mismos con los cuales se forjó este objeto de culto arquitectónico, símbolo de una identidad local de los años 60.

Otra vez, la petit burguesía intelectual ha decidido qué se debe conservar, en oposición a la vocación de un suelo que probablemente no han intentado ni les ha interesado revertir. Ojalá la hubiésemos visto preocupada por los despidos de los trabajadores que llevaban allí decenas de años, o por la cotización en capital ficticio de un bien inmueble subastado, vendido y revendido entre públicos y privados. Ahora, en la desesperación de perder uno de los últimos emblemas de su identidad de clase, se abren exposiciones, inician conversatorios, debates y foros especializados para salvar un símbolo ¿de qué? En otro plano, por supuesto, de la violencia urbanística y la dominación cultural, algo de lo que nadie parece querer hablar. A lo sumo, se oyen esas voces paternalistas que hablan, en romance, de una simbiosis cultural perpetrada en un giro de diplomacia multicultural y cafés políticos de la belle époque quiteña.

De prevalecer la lucha conservacionista, esta fracción de la burguesía urbana tendrá un gran desafío, pasar del marco de la conservación de un bien inmueble atado a un paisaje privilegiado para pocos y una historia de explotación social, hacia la construcción de un relato que busque frenar la voracidad inmobiliaria, al menos en ese pedazo de la ciudad, y devuelva un sitio exclusivo al resto de la comunidad. Esto significaría a todas luces, desafiar al modelo rentista de gestión público-privado y tener la fuerza de proponer la democratización de un patrimonio suntuoso, es decir, colectivizar el lugar que ocupa el hotel llamado Quito: símbolo de modernidad soñada, símbolo de clase y símbolo inequívoco de la mercantilización de la ciudad a través de la arquitectura de estilo internacional, el turismo de lujo y la folclorización de las culturas aborígenes. Reto imposible, desde mi punto de vista, si se sigue defendiendo el patrimonio de las fichas e inventarios y no el patrimonio de la gente.

La Política “absoluta” en Ecuador y Mayo del 68

23 miércoles May 2018

Posted by Pedro Jimenez-Pacheco in Ecuador, Neoliberalismo, Política, Política del espacio

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Retomando algunas reflexiones de Henri Lefebvre sobre Mayo del 68, anunciadas en junio de aquel año en su obra L’Irruption de Nanterre au Sommet –irrupción considerada por el filósofo y sociólogo francés como un acontecimiento que permitió elevar desde abajo un estatuto social y teórico sobre la revolución de mañana– hacemos un salto casi exacto de medio siglo, para pensar en la revolución de hoy. Así, entendemos que aquel capitalismo monopolista de estado que dirigió a la sociedad francesa en 1968 ha sido «superado» por un capitalismo global que avanza desigualmente a través de las geografías del planeta. Bajo este contexto, viajamos a Ecuador para buscar «conciliar» brevemente a manera de hipótesis algunas ideas de Lefebvre sobre lo que precedió y prosiguió a Mayo del 68 con el presente político ecuatoriano y su futuro inmediato. De este modo, partimos al igual que el teórico francés, pero en el Ecuador actual, de la creación de un vacío social, político e institucional, llenado provisionalmente por el poder de las élites, lo que conduce inevitablemente hacia el (re) nacimiento de una impugnación por el momento desprovista de estrategias, arriesgándose, por tanto a terminar aspirada en ese vacío, con su corolario: la autodestrucción del propio Estado.

Ahora bien, sin descartar algunos antecedentes bastante aludidos en lo que va del año, en referencia a la traición de principios, el incumplimiento del programa y la incompetencia en la gestión del gobierno de Moreno, hay que decir que preocupa especialmente la instauración concreta de una estructura de autorregulación planificada (del marco constitucional, de la economía en general, de los medios de comunicación, de la urbanización, del sistema inmobiliario, del modelo turístico, etc.) capaz de crear ese gran «vacío con límites» alrededor del Estado y de un efecto devastador para los cuerpos intermediarios entre la sociedad civil y la sociedad política. Así, lo que empezamos a ver es que los grupos sociales ya no tienen ningún proyecto, en tanto que pasan a ser objetos dentro de programas gubernamentales, por tanto dejando de ser sujetos políticos, los grupos se están convirtiendo en sujetos del poder.

Pero ¿de qué poder? Pues en este caso, el de un Estado auto-reducido que promueve la mediación de lobbies compuestos por las élites locales y globales en lugar de instituciones; incluso entre estos lobbies han aparecido, como se ha visto, el de los representantes de la clase trabajadora, en un proceso aupado por varios partidos de la «izquierda» tradicional y oportunista. Esta forma de estado, con apariencia de separación de poderes y una super–especialización ejecutiva, puede concebirse –indica Lefebvre– como un listado de “funciones disociadas dentro de una unidad ficticia”. Unidad administrada por un poder “personal”, que es el de una fracción de la burguesía incluso competente, dedicada, capaz de sostener una estrategia política y una cierta racionalidad; no obstante, este poder personal no está administrando los intereses particulares, sino un país, el país del regreso a los Noventas.

Viendo un poco hacia adelante, fruto de una «realidad» social que siente el incumplimiento del programa, la ausencia de proyectos materiales, la falta de oportunidades y referencias, se entiende que empiece a emerger una impugnación, la cual, de no contar con un sentido, una estrategia, corre el riesgo de ser aspirada o lanzada a ese vacío restringido en el que se le permitirá creer que es ilimitada y que tiene la capacidad de transformar las estructuras; y aunque pudiera remover alguna, es posible que acabe debilitando aún más al propio Estado frente a la nueva posición de las viejas élites. Entonces, en el sentido que toman estas luchas encontramos una contradicción que debería resolverse al interior de una estrategia de impugnación que al mismo tiempo que conteste a la política absoluta impuesta por el Estado, impida el despliegue o la expansión de los poderes neoliberales.

Esta estrategia (como hipótesis) haría mejor, enfocándose en la renovación de la centralidad de las entidades intermediarias y la creación de nuevos sujetos colectivos (grupos y sindicatos afectados, burocracia afligida, etc.) que medien entre la sociedad (clase popular y movimientos de base) y la política (partido de impugnación, mediación electoral y pedagogía social), que buscando socavar aún más el vacío (por ahora de limites muy rígidos) creado por el Estado. Lo que supondría en términos generales, (re) politizar la sociedad y socializar la política, pero, sin contar –en principio– con el conjunto de las capas medias, en este punto, alienadas por el recobrado poder de los lobbies que hacen gala, y convertidas en sujetos de la política absoluta. A saber, una clase social en cuya espontaneidad y movimiento se ha mostrado frágil e incauta, como casi todas las clases revolucionarias (incluida la de Mayo del 68) que no encontraron un sentido, una dirección definitiva.

Pedagogía y defensa de una Ley truncada

03 sábado Feb 2018

Posted by Pedro Jimenez-Pacheco in Ecuador, el habitar urbano, Política del espacio

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DQQcL4vX4AALZ4DEn aporte al “debate” dada la turbulenta convocatoria y la campaña cerrada de la consulta popular en Ecuador, analizamos con calma lo que implica el contenido de la pregunta nro. 6.

Con un poco más de un año en vigencia de la conocida como #LeydePlusvalía –a pesar de su torpedeada aplicación, por tanto, un funcionamiento truncado– es posible tejer algunas ideas. La Ley si bien no ha regulado inmediatamente los comportamientos especulativos, en cambio, ha golpeado por primera vez la estructura especulativa con efectos concretos. La Ley ha servido primero, para la auto exposición del conjunto de agentes (grandes propietarios, constructores-promotores, asesores inmobiliarios y reguladores: políticos interesados) que realizan la plusvalía y las sobreganancias localizadas para el inversor (que se confunde con cualquiera de los agentes citados). Uno de los casos más aberrantes es el de Jaime Nebot que, como sabemos, puede ser todos los agentes a la vez (Observatorio de la Dolarización, 2018. FactCheck: negocios offshore del Alcalde Nebot) La Ley los ha desenmascarado desde su propio anuncio.

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Representantes de gremios, cámaras, colegios de arquitectos e ingenieros, asesores del Gobierno Nacional del Ecuador, etc.

Por otro lado, el tiempo de vigencia de la Ley demuestra que ésta NO afecta a la economía de la construcción (Jaramillo, 2018. Ley de Plusvalía a consulta popular, el retorno de la política pública clientelar) la cual está condicionada principalmente al ciclo económico nacional: constatados, la reducción de las operaciones y ganancias del sector desde el año 2011 y el inicio de su recuperación en el segundo semestre del año 2017 (Gamboa, 2017. ¿Y cómo está de salud el sector inmobiliario?). En tercer lugar, la Ley ha contribuido a moderar el mercado del suelo, reflejado en la corrección del precio final de venta y arriendo de inmuebles, que venía con una tendencia alcista prolongada en las principales ciudades hasta finales del 2016 (Plataforma inmobiliaria Plusvalía.com), como resultado principalmente del freno de las promotoras, de su actividad especulativa inherente y su jerarquía como agentes capitalistas demandantes del suelo (Topalov, 1978). De allí, que la Ley da un paso significativo para entender el movimiento de las relaciones de formación y repartición de la plusvalía del suelo en respuesta a dispositivos (Ley) para su redistribución. Finalmente, la presión (chantaje) al Estado por parte de grupos poderosos (cámaras, gremios, APIVE, actores políticos, etc.) nos enseña que no existe, y difícilmente existirá un contrapeso institucional sostenible en las relaciones de poder político, lo cual nos obliga a empezar a organizarnos desde abajo como usuarios no capitalistas de la vivienda (inquilinos, propietarios no capitalistas, cooperativistas, etc.) para disputar un conflicto durísimo en la arena urbana, en la ciudad del futuro.

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Por tanto, es necesario insistir en que el frenazo del sector de la construcción, no es imputable a la Ley en ningún caso, sino al comportamiento especulativo inherente a los promotores, que han terminado por desinvertir, chantajeando al gobierno con la ficción de que la Ley frenó a la economía mundial… (Autor, 2017. Plusvalía y rentabilidad del suelo: dos caras de la misma acumulación. El gobierno no es ingenuo, se engañan y/o nos engañan. Recordemos la lógica sencilla de que la Ley está vigente recién desde el 2017 y que con ésta, el sector inmobiliario ha empezado a recuperarse desde el segundo semestre del mismo año, dejando sin sustento el argumento central del conjunto de proponentes para su derogatoria. Otro examen fácil es observar al sector de la construcción en Colombia, por ejemplo, al cual le ha ido peor que a Ecuador, sin lograr aún recuperarse, y sin Ley alguna (Kertzman, 2017. Construcción sigue postrada). La economía de la construcción responde principalmente al ciclo de la economía nacional, lo riguroso es tomar en cuenta que recién estamos superando una contracción regional 2014-2016.

26733628_10155647154773889_6294432027699907016_nPor otro lado, la ley no está operacional a falta de un reglamento específico, este reglamento es parte de los siguientes pasos que hay que dar. No se puede retroceder. En caso de ganar el ‘si’ en la pregunta nro. 6, se enviará una nueva Ley que está siendo preparada por el sector inmobiliario (cámaras y empresarios) y la banca-mutualistas privadas (aliados estratégicos del gobierno). Debemos DEFENDER la Ley actual, ya no tanto, pensando en el combate o la eliminación de la especulación, que resultará del todo imposible, sino en la moderación de estos comportamientos, en la regulación de un mercado del suelo (relación social entre el capital y la propiedad del suelo) que no funciona bajo la lógica de la oferta y demanda (Topalov, 1978); y en el cual, la sobreganancia localizada o ganancia extraordinaria debe ser redistribuida, en cierta forma, devuelta a la sociedad. De este modo, además del objetivo desincentivador y redistributivo, es necesario monitorear sus efectos en la corrección de los precios de las transacciones (precios finales de venta y arriendo de inmuebles), a su vez, en la socialización del acceso a vivir en la ciudad, y en la prevención de futuras burbujas inmobiliarias tóxicas –que ya han devastado a generaciones enteras en el sur de Europa, España y EE.UU.

Por último, si se deseara perfeccionar o reformar tal o cual artículo en concordancia con los instrumentos de planificación y el nuevo reglamento que procedimentalice su aplicación, se lo puede hacer de forma expedita en la Asamblea; pero sin retroceder en el camino: en el que dar un paso, como vemos, cuesta muchísimo.

Plusvalía y rentabilidad del suelo: dos caras de la misma acumulación

06 miércoles Sep 2017

Posted by Pedro Jimenez-Pacheco in Desigualdad, Ecuador, Neoliberalismo, Política del espacio

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Acumulación, Ecuador, Ley de Plusvalía, Real State

El colosal proyecto del Real State en Ecuador en una entrevista escueta[1]

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El sector inmobiliario vuelve a estar de moda[2], según el ‘experto’ Sergio R. Torassa (Profesor de Real Estate en la IDE Business School[3]), quien escribe para la revista Clave sobre la situación del sector inmobiliario en EE.UU y Ecuador. El ‘científico’ llega con buenas noticias para el sector, éste que provocó la primera crisis financiera del siglo XXI, de cuyos efectos, más de media Europa y Estados Unidos, pasada una década, aún no logran recuperarse; efectos que sumados a otros fenómenos globales, en su conjunto, han desvelado la catástrofe del proyecto neoliberal. Esta misma revista –especializada en bienes raíces– ha publicado estos días una entrevista titulada “La nefasta Ley de Plusvalía”, en ella se expresan los criterios del empresario Henry Yandún, invitado como un amigo de la revista, sin mencionar, por supuesto, su itinerario como ex-presidente de la Cámara de la Construcción, como industrial del acero y de la metal-mecánica, o como gerente de varias empresas, incluida la presidencia de una empresa denominada “Magic Properties Inc.” con registro en Panamá y en estado de operación desconocido.

Para poner en perspectiva la filosofía de la revista, basta con citar las primeras líneas en su presentación como empresa y medio digital (www.clave.com.ec): Somos un medio de comunicación que nace exclusivamente para motivar la compra de BIENES RAICES. Sacamos a la luz la necesidad de cambio de vivienda de acuerdo a cada estilo de vida utilizando estrategias de comunicación subliminales pero fuertes y dirigidas, para generar el estímulo que concluye con la compra de un bien…[4]

A continuación hemos seguido las declaraciones de Caridad Vela (revista), y las de Yandún (entrevistado), a las cuales, trasponemos varios comentarios –parodiando el formato de la publicación– para desenmascarar las ideas, tanto del medio como del empresario inversor.

(revista) …El tiempo ha dado la razón a la ‘sociedad civil’[5]. Las cifras así lo ratifican. El día que la ley entró en vigencia se detuvo vertiginosamente la actividad inmobiliaria, se cerraron fuentes de empleo, se paralizó la industria de materiales de construcción y la economía del país sintió el efecto…

Primero, el marco del caos, aunque con una economía en proceso de recuperación. Ya sabemos que estamos creciendo, y con la Ley intacta.

(revista) …ha pasado el tiempo y Ecuador tiene hoy un nuevo mandante que ha iniciado su gobierno dando muestras de apertura, de afinidad con los procesos de diálogo, de afán de cambio en fondo y en forma, y la ‘sociedad civil’ tiene fe en que esta estrategia dará resultados en el corto plazo.

Una palmadita en el hombro al presidente Moreno y ‘su equipo’ en nombre de la ‘sociedad civil’, vamos adelante con las palabras de Yandún.

La condición del diálogo:

(Yandún) …Esta ley debe ser derogada, y si eso no se logra, debe ser reformada en casi la totalidad de su contenido.

La confusión original:

(Yandún) …La definición universal dice que plusvalía es la ganancia que logra un bien con el paso del tiempo gracias a factores externos, pero esta ley obliga al constructor a pagar impuestos por la ganancia que obtiene al hacer su trabajo. Eso es rentabilidad, es lo que toda actividad económica legítimamente persigue, no es plusvalía.

Intentaremos hacer una aclaración universal:

  1. La plusvalía del suelo y de bienes inmuebles si bien responde a externalidades, el mercado inmobiliario se encarga de fijar los precios para extraer plusvalías con base en esos factores externos, procurando que (dicha plusvalía) alcance para todos y se mantenga constante (previsiblemente en alza) con la acción de los agentes: promotores, inversores, gobiernos, bancos, etc., especialmente, a través de la urbanización.
  2. La rentabilidad en el sector inmobiliario es la proyección en el tiempo de la ganancia luego de realizar una inversión, a saber, la especulación con el espacio (suelo e inmuebles).
  3. La Ley impone un impuesto que regula la acumulación de los agentes por extracción de dichas plusvalías y a su vez por la especulación sobre la proyección de rentabilidades.
  4. El constructor, los obreros y cualquier otro trabajo indirecto obtienen ganancias fruto del esfuerzo de su trabajo. El ‘inversor’ o capitalista inmobiliario, que en muchos de los casos, también es el constructor, o el promotor, etc., percibe ganancias fruto del plustrabajo de otros. Pero también percibe ganancias de la rentabilidad inherente al capital ficticio realizado por el mercado inmobiliario en el tiempo, (a costa de cualquier cosa, que más da), no se trata de que sean legítimas o ilegítimas, sino de que sean redistribuidas por medio de impuestos en una sociedad profundamente inequitativa.
  5. La rentabilidad depende directamente de la plusvalía, pero no sólo de ella.
  6. Meter al mercado inmobiliario, mejor dicho, al negocio del suelo y del ladrillo en el mismo costal de todas las actividades económicas no es accidental, cumple una función, hacernos creer que lo que se vende y se compra son autos, cocinas o móviles, y no un recurso natural, un don de la naturaleza o un regalo del planeta, como la luz, la tierra, es decir, el espacio, el aire o el agua que necesitamos para vivir y son parte de nuestra génesis.

(Yandún) … El error cometido es tan grande que esta ley hace lo que ninguna otra: al mismo tiempo impacta en la oferta, en la demanda y en la recaudación de impuestos. Se ha encargado de provocar un total y absoluto desincentivo al constructor privado, y por ende, ha paralizado todas las actividades económicas relacionadas con la construcción…

El efecto esperado: El sector desacelera pero no se detiene. ¿Quién lo frena? Los especuladores. ¿Que se consigue? Que se invierta en ladrillo con responsabilidad. A los que sabemos que les da igual y mienten, los sacamos a la luz.

Del neoliberalismo salvaje y la ideología de la burbuja inmobiliaria:

(Yandún) … Para el constructor inmobiliario su actividad dejó de ser atractiva, y para el interesado en comprar vivienda este impuesto es absolutamente nefasto porque impide su progreso (…) Antes se acostumbraba comprar vivienda con la ilusión de venderla más adelante, para tener una ganancia que permita al individuo invertir en otra mejor, pero ahora esa ilusión desaparece…

El chantaje del empleo, ¿entendemos los problemas de la economía del ladrillo en el desarrollo?

(Yandún) … No se entendió que al afectar al empresario, al imponerle desmesurados impuestos nuevos, dejaron sin empleo a mucha gente.

La contradicción y condición finales: no casas, sino hogares, y con una última condición: ¡lo urbanizamos todo!

(Yandún) … apoyamos la gestión. Es importante destacar que no se trata de construir casas sino hogares, debe hacerse urbanismo para evitar el caos, deben industrializarse los procesos constructivos para lograr los objetivos, pero sobre todo, debe invitarse a los mejores constructores del país a participar…

[1] Entrevista completa: https://www.clave.com.ec/2017/09/01/henry-yandun-la-nefasta-ley-de-plusvalia/

[2] Para ampliar nota: https://www.clave.com.ec/2017/09/01/sergio-r-torassa-el-sector-inmobiliario-vuelve-a-estar-de-moda/

[3] Escuela de formación empresarial y de negocios, nacida en Ecuador en 1993, afianzada en los valores del Opus Dei. Para ampliar información: http://www.ide.edu.ec/

[4] Para ampliar información: https://www.clave.com.ec/quienes-somos/

[5] Como de costumbre, para conseguir un peso político concreto en la agenda pública se manosean con antojo las necesidades y la opinión de la tan cacareada sociedad civil. Sujeto ‘simpático’, lógico y abstracto, instrumento de manipulación.

Hacia una política del espacio social en la revolución ecuatoriana del siglo XXI

14 viernes Jul 2017

Posted by Pedro Jimenez-Pacheco in Desigualdad, Ecuador, el habitar urbano, Política del espacio

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JIMENEZ PACHECO, Pedro. Calle de Barcelona en la Fiesta de Sant Joan. (Marzo, 23, 2017)

La calle como espacio del goce: Calle de barrio durante el día de la Verbena de San Juan. Barcelona, España. Pedro Jiménez, 2017.

Para hacer una revolución urbana verdadera que contribuya en la transformación de la sociedad y de la vida, no bastará solo con dignificarla sino habrá que conducirla en otro sentido, cambiándola. Siguiendo la teoría y ‘tradición’ lefebvriana, el desafío de esta era nos obliga a pensar otra sociedad en otro espacio; a intentar traspasar unos límites históricamente instrumentalizados por la codicia de supervivencia del capitalismo. En la actualidad, estos límites están situados en la reproducción de las relaciones de producción neoliberales (relaciones sociales que van más allá de la crisis del proyecto neoliberal tal como lo percibimos). En efecto, si Ecuador quiere forjar la transformación y sumar en esta lucha civilizatoria, requiere otro marco político del espacio. No será suficiente la proclamación del derecho a la ciudad o de un hábitat seguro y saludable. Tampoco es suficiente la voluntad de solucionar el ‘problema’ del déficit cuantitativo de vivienda (así lo hagamos), u otras propuestas como incentivar la recuperación estatal de suelo público, o promover el comunitarismo pero en nuevos guetos. En primer orden, es fundamental ponernos de acuerdo sobre la necesidad de erigir un bloque de políticas del espacio social con dos objetivos principales: 1. Frenar hasta revertir el desarrollo geográfico desigual realmente existente. 2. Reemplazar las relaciones de propiedad por las nuevas relaciones de apropiación, uso y goce del espacio/en el espacio. Tales objetivos nos obligan a definir una primera etapa con segmentos específicos y otros concurrentes destinados tanto a la producción del nuevo espacio social, como a la evolución del espacio social producido. No obstante, dicha etapa preparará el siguiente momento autogestionario.

En segundo orden, partimos de varias consideraciones esenciales: a) Que el espacio es un producto social, por tanto político y estratégico. b) Que tanto el espacio social de nuestras ciudades como el territorio nacional se constituyeron en su génesis colonial y se han desarrollado históricamente en la forma estructurante centro-periferia, desatando su realidad actual: fragmentado, homogeneizado y jerarquizado. c) Que el gobierno nacional durante los últimos años, en su afán por transformar el Estado, se ha preocupado por crear 8 centros adicionales (coincidentes con las zonas de planificación y gestión desconcentradas) en proceso de formación: Guayaquil, Cuenca, Loja, Ibarra, Tena, Ambato, Montecristi y Milagro. d) Que las fórmulas actuales de distribución de las rentas a municipios también han intensificado la desigualdad en los territorios. e) Que el Estado se ha dotado de instrumentos e instancias útiles, desde la misma Constitución (2008), los Planes nacionales de desarrollo, el Código (COOTAD), la Ley del Suelo, las nuevas Consejería de Hábitat y Superintendencia de control de uso del suelo, las subsecretarías de planificación zonal, la Ley de regulación de plusvalías, el programa de economía social y solidaria, etc. f) Que la escala de las políticas en los niveles provincial, municipal y parroquial, sostienen y reproducen las relaciones clientelares en detrimento de un desarrollo equilibrado. g) Que la voluntad de transformar el Estado es sólo un medio para conseguir transformar la sociedad como tal. h) Que ‘mejorar’ la vida de los pobres o dignificarla, no implica su transformación accidental en la dirección deseada. Si al hacerlo, el Estado condena a las clases populares a un futuro segregado y rentista, a saber insostenible para las siguientes generaciones, habrá fracasado en su intento revolucionario.

A partir de este examen general, se plantean un conjunto de recomendaciones, capaces de penetrar –desde arriba y abajo– varias capas institucionales, para su reflexión, y fundamental debate en el diseño e implementación de una política radical del espacio social en Ecuador. Valga advertir que estas recomendaciones sólo alcanzan una propiedad doble de transversalidad-multiescalar. Superando su inusitado encadenamiento, no responden a ninguna lógica especializadora más que a una ciencia del uso del espacio al servicio de lo posible.

Empezamos por la exigencia de suplantar la ambigüedad del principio reformador recogido en la función social del suelo, por lo revolucionario de avanzar hacia la restauración del predominio del uso de la tierra. En el caso ecuatoriano, a pesar de haber transcurrido 10 años del gobierno de la revolución ciudadana, no se puede descartar, incluso radicalizando los procesos, que la concreción de una transformación media pueda tomar una década más. En medio de esta incertidumbre, creemos que el Estado debe acompañar necesariamente durante la primera etapa (aprendiendo con la gente) la cogestión del suelo y de los recursos naturales, esto es hacer pedagogía social. Además, tiene la responsabilidad de promover la asociación y la organización, preparando las condiciones para la autogestión por parte de la comunidad. En términos amplios la autogestión no será únicamente de la propiedad, la construcción u otros recursos, sino de la reproducción y la vida colectiva en si misma.

Parte de la tarea ejecutiva y legislativa, al abrir la llave de la inversión, es que los presupuestos públicos nacionales y municipales prioricen el contraflujo periferia-centro, sobre todo en el espacio social producido. Atendiendo en todo momento a las periferias de los nuevos centros nacionales y a las periferias de los distritos que actuarán como nuevos centros dentro de las ciudades. Del mismo modo, la fórmula de distribución de la renta, del Estado central a los municipios, debe incluir un factor de desigualdad territorial o en su defecto una variable de justicia espacial, para que exista auténtica (re)distribución.

En otro aspecto fundamental, creemos que bien el Código y/o la Ley deben incorporar con más firmeza desincentivos a la parcelación (lotización), es decir, a la fragmentación generalizada del suelo. En esa dirección, tomando en cuenta el efecto de justicia(1) en el acceso a la vivienda creado por la Ley de Plusvalía, es necesario perfeccionarla para corregir la posibilidad de acumulación por especulación en urbanización y en vivienda a través de lobbies nacionales o transnacionales entre actores privados (inversionistas) y públicos (funcionarios).

Para avanzar hacia una descentralización real, radical en Ecuador hay que definir un nuevo marco de re-escalamiento de la política. Empezar por poner atención en la redistribución de poder, no únicamente de la responsabilidad competencial con recursos financieros, siendo esta la fórmula perfecta del clientelismo estructurado sobre la base electoral de una endeble democracia representativa(2). Para esto hay que revisar con detalle los mecanismos de contención del poder y los dispositivos centralizadores tanto en lo orgánico y legislativo, como en lo presupuestario. Además, dicho re-escalamiento se comprende a partir de un nuevo espacio social hipercomplejo, multi-escalar, con una multiplicidad de capas, y que no se delimita en la escala administrativa y política fijada, menos en la planificación tradicional; sino que se entrecruza o yuxtapone en todos los casos. De ahí la importancia de propuestas como la mancomunidad, pero también de la idea de ciudad como un terreno de mediación inter-escalar y no otro centro urbano de acumulación de capital, poder y violencia. En esta dirección, es necesario el reemplazo progresivo de las escalas administrativas o tratos barrio-parroquia, parroquia-ciudad y parroquia-provincia, por las políticas de escala: barrio-distrito, distrito-ciudad, y ciudad-mancomunidad o zona.

La posibilidad de transformación de las relaciones en el espacio social producido es más difusa, sin embargo, entre reguladores y controladores del uso del suelo, nunca sin los vecinos –aún, si son pocos los que quedan– deberán impulsar la des-programación de los espacios de consumo: a) regulando los flujos de inversión urbana salvaje; b) promoviendo el consumo de proximidad en los intersticios entre lo público y lo privado; c) rehabitando mucho del espacio cedido al comercio, subordinándolo al habitar –sin que una actividad desaloje a la otra– y; d) posibilitando la realización del goce principalmente en las calles, los espacios de representación y el espacio privado. Parte de una estrategia para rehabitar los antiguos centros, afectados principalmente por el efecto de implosión-explosión, es buscar acuerdos con los programas públicos de vivienda; con la finalidad revolucionaria de monumentalizar socialmente aquellos espacios de representación. Llenarlos de apropiación vecinal, ¡no de industria turística!

Siempre defenderemos un plan de producción del habitar en comunidad, y no del hábitat como una función asignable del urbanismo moderno altamente recomendada por agencias supranacionales. El Plan que impulsa el gobierno debe buscar una densificación relativa que combata el modelo de dispersión de la urbanización privada. Es posible plantear –en esta etapa– la convivencia de más de una clase social (evitando la conformación de guetos) con el objeto de establecer nuevas comunidades urbanas hechas por y a pesar de sus diferencias. Es indispensable favorecer la diversificación de la oferta de vivienda en régimen de propiedad colectiva, cooperativa, comunal, etc. No olvidar la promoción de la vivienda en alquiler social. Apuntalamos la importancia de reducir sustancialmente el fomento público de la propiedad privada y la ampliación progresiva del suelo público, pero con la perspectiva de que en la segunda etapa (a mediano plazo) pase a ser gestionado por la propia comunidad.

título de propidad monte sinai

¿Quién financia el programa? Si lo hace el Estado, sector privado, bancos, o entidades internacionales, o quien fuere, deberá hacerlo bajo un principio de inversión social. Sobre la base del funcionamiento de éstos planteamientos. ¿Quién contrata? Una comisión tecno-política transdisciplinar para el habitar en comunidad. ¿Quién programa y diseña el espacio? Universidades, colectivos y usuarios. ¿Quién construye el espacio? En la primera etapa, el sector privado junto a diseñadores y usuarios, siempre, bajo los fundamentos que se discuten en estas recomendaciones.

En tercer orden, pero no menos importante en apego a los objetivos principales, planteamos la des-homogeneización del espacio urbano-arquitectónico, primero del espacio institucional estandarizado y atravesado por modelos de planificación de predominio economicista y luego de los espacios de ‘creación’ arquitectónica, en ambos casos sometidos al orden funcionalista, estructuralista o formalista en alabanza a la dictadura del ojo, que buscan dominar en todos los casos al espacio y tiempo vividos (siempre sin conseguirlo). Así, la infraestructura institucional debe dar el salto de lo ‘socialmente necesario’ a lo socialmente producido, sin que lo primero sea descuidado. En el mismo sentido, la creación arquitectónica debe volver a reflexionar los códigos en las escuelas y aprender a imaginar-crear con el que habita (a partir de su cuerpo y sus deseos), en un ejercicio de transdisciplinariedad continua con las ciencias sociales y la realidad humana. El desarrollo y aplicación de los conceptos permitirán expresar una arquitectura y un urbanismo diferenciales, orientadores en el proceso de diseño del espacio para estimular la producción de las diferencias máximas y no la inducción de diferencias mínimas. Esta profundización conceptual prioriza la superación de las contradicciones fundamentales para cada caso, de la mano de un estudio de los espacios capaces de preparar y guiar la realización del goce. No olvidemos que los lugares no tienen manera de dar a los seres lo que sólo puede venir de ellos mismos, ‘la vitalidad conocida como deseo’. De igual forma, recordamos que un sitio del goce, asume la presencia de cuerpos, los hace disponibles por desprendimiento de cualquier obstáculo que lo impida.

Esta estrategia debe tener siempre presente algunas de las palabras aleccionadoras en la teoría de Lefebvre (1973) para el arquitecto, tanto en el momento del espacio-análisis, como en el momento de la imaginación y la creación de nuevos espacios: el arquitecto valorará lo multifuncional y lo transfuncional en lugar de lo simplemente funcional. Dejará de fetichizar (separadamente) la forma, la función, y la estructura como los significados del espacio. En lugar de la idea formal o más bien formalista de la perfección, el arquitecto la sustituirá por la idea de la perfección incompleta (la cual se persigue, se busca en la práctica), o, en todo caso la del estado incompleto perfecto, la cual descubre un momento en la vida (expectativa, presentimiento, nostalgia), proporcionándole una expresión mientras hace de ese momento un principio para la construcción de ambientes favorables para el urbanismo diferencial. “No es a través de la forma sino del contenido… que el arquitecto puede influir en la práctica social”

(1) Al no existir aún una valoración cuantificada de los beneficios, se observa de manera empírica la reducción de un 20-25 % en los costos del alquiler en el área metropolitana de Quito, a través de los medios de comunicación y la información disponible en asociaciones inmobiliarias y plataformas virtuales de alquiler.

(2) La democracia representativa y sus espacios instrumentales en la ciudad como dispositivos de re-producción de las relaciones de producción neoliberal, el caso de Concejos cantonales y Juntas parroquiales. El manejo de espacios de poder político bajo el sistema clientelar reproduce las relaciones de dominación (cooptación, explotación) y de dependencia (política económica institucional). La principal consecuencia, a raíz de la atención diferida de las demandas y la ‘sacrificada’ inclusión en los presupuestos, es el cobro del favor político, por intermedio de dirigentes barriales u otros órganos subalternos propios del sistema (por ejemplo: el trato Prefecto-Presidente de Junta) lo que permite la cooptación de la organización, de su movimiento, su pulsión colectiva o comunitaria. En el caso de los concejales, como se devela en el MDMQ, la repartición inorgánica y administrativamente conflictiva de espacios de poder, garantiza la fuerza estructural en la institución para imponer la agenda partidista y la distribución territorial de las cargas de cooptación y explotación. Todo esto en nombre de la democracia.

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