• La rebelión del espacio vivido

HabitarCity

~ para cambiar la vida

HabitarCity

Publicaciones de la categoría: Desigualdad

Cultural Heritage SA y el sueño moderno: Un hotel llamado Quito, símbolo de ti, símbolo de qué, símbolo de clase

07 domingo Mar 2021

Posted by Pedro Jimenez-Pacheco in Desigualdad, Ecuador, el habitar urbano, Política del espacio, Teoría del espacio crítico

≈ Deja un comentario

Si usted identifica el discurso realmente existente en la arquitectura «moderna», su ideología, ahora imagine el discurso sobre el patrimonio arquitectónico moderno poniendo en valor al discurso anterior, reproduciendo su ideología, llevando la alienación a toda la sociedad.

Fuente: Jonathan Machado (2019). Ex trabajadora del hotel Quito.

En un proceso irreversible de urbanización capitalista en el centro norte de la ciudad de Quito, no debería sorprendernos el desenlace del bien inmueble donde funcionaba el Hotel Quito, que en su etapa final fue convertido en un paquete accionario en el mercado bursátil, dejando a centenas de trabajadores y familias en el desempleo. Y no debe sorprender, porque el tiempo del edificio de generar rentas favorables y una revalorización del suelo terminó. Esta explicación se sostiene, de modo general, mirando el cause natural de la marca del urbanismo y la arquitectura modernos en el resto del globo.

Tampoco presenciamos un momento atípico en el discurso patrimonialista, en el que se prepara un relato de lo que hay que conservar, en nombre de una élite decadente que prefiere resguardar sus intereses de glamour y folclor, a aceptar la irremediable embestida de capitales transnacionales; que curiosamente son los mismos con los cuales se forjó este objeto de culto arquitectónico, símbolo de una identidad local de los años 60.

Otra vez, la petit burguesía intelectual ha decidido qué se debe conservar, en oposición a la vocación de un suelo que probablemente no han intentado ni les ha interesado revertir. Ojalá la hubiésemos visto preocupada por los despidos de los trabajadores que llevaban allí decenas de años, o por la cotización en capital ficticio de un bien inmueble subastado, vendido y revendido entre públicos y privados. Ahora, en la desesperación de perder uno de los últimos emblemas de su identidad de clase, se abren exposiciones, inician conversatorios, debates y foros especializados para salvar un símbolo ¿de qué? En otro plano, por supuesto, de la violencia urbanística y la dominación cultural, algo de lo que nadie parece querer hablar. A lo sumo, se oyen esas voces paternalistas que hablan, en romance, de una simbiosis cultural perpetrada en un giro de diplomacia multicultural y cafés políticos de la belle époque quiteña.

De prevalecer la lucha conservacionista, esta fracción de la burguesía urbana tendrá un gran desafío, pasar del marco de la conservación de un bien inmueble atado a un paisaje privilegiado para pocos y una historia de explotación social, hacia la construcción de un relato que busque frenar la voracidad inmobiliaria, al menos en ese pedazo de la ciudad, y devuelva un sitio exclusivo al resto de la comunidad. Esto significaría a todas luces, desafiar al modelo rentista de gestión público-privado y tener la fuerza de proponer la democratización de un patrimonio suntuoso, es decir, colectivizar el lugar que ocupa el hotel llamado Quito: símbolo de modernidad soñada, símbolo de clase y símbolo inequívoco de la mercantilización de la ciudad a través de la arquitectura de estilo internacional, el turismo de lujo y la folclorización de las culturas aborígenes. Reto imposible, desde mi punto de vista, si se sigue defendiendo el patrimonio de las fichas e inventarios y no el patrimonio de la gente.

Gritando vendrá la primavera

11 domingo Oct 2020

Posted by Pedro Jimenez-Pacheco in Desigualdad, Ecuador, el habitar poético, el habitar urbano, Neoliberalismo, Política

≈ Deja un comentario

Se solicita del hombre que devuelva a la tierra lo que recibe de ella…
un grito a la memoria que recuerde:
que no hay octubre malo que por bien no venga
la práctica social de lo posible-imposible
cadena de piedras de río en barricada
que ponga al sistema contra el sistema.

Se solicita del hombre que devuelva a la tierra lo que recibe de ella…
un grito al espacio que comprenda:
que la ciudad es del campo
y el espacio doméstico ha sido domesticado
forma de lo posible de un urbano invencible
lugar de todes los desobedientes buenos y malos.

Se solicita del hombre que devuelva a la tierra lo que recibe de ella…
un grito al silencio que no calle:
ante la supervivencia del capital a costa de pandemias
que manda en instituciones y pretende acallarnos
statu quo de un bicentenario falsamente diverso
en cabina sorda de nobles voces zalameras.

¡Basta!

Hoy, ya no solicitamos más nada
devolvemos a la tierra lo que es de ella
el trabajo silencioso de las masas oprimidas
que florece de rabia en una escalinata.
Ni ciudadanos del mundo ni ciudadanos de algún sitio
somos estudiantes, familias, gente de abajo que grita:

¡No hay futuro!
pero somos utopía concreta
movimiento del presente gritando
¡¡octubre es primavera!!

Velada libertaria. Escalinata de la dignidad, Cuenca, Ecuador (octubre 9, 2020).

Los franeleros dominan la ciudad

25 martes Jun 2019

Posted by Pedro Jimenez-Pacheco in Desigualdad, el habitar poético, el habitar urbano, Teoría del espacio crítica, Teoría del espacio crítico

≈ Deja un comentario

El siguiente cuento se produjo en el contexto del Foro realizado en junio de 2019 sobre la plaza San Francisco de la ciudad de Cuenca, organizado por el Colegio de Arquitectos del Azuay. En este conversatorio, un funcionario municipal de rango medio llegó a decir que los franeleros dominan la ciudad de Cuenca, y que había, en conclusión, que limpiar las calles, esquinas y plazas (especialmente las del centro histórico) para librarnos de unos grupos pequeños pero maléficos que se han apoderado de la ciudad. (https://www.facebook.com/caeazuay/videos/558345364692867/).


Sobrina mimada del dios capital, la UNESCO deja declarando qué vale y sobretodo qué no. Si no vale habrá que hacer valer. Para eso, dice, se tiene que liberar, hay que limpiar, pero habrá que limpiar bien, y si eres buen limpiador hasta un tuit alhaja se puede obtener. El administrador que no sabe cómo limpiar, obediente señala lo que se debe limpiar, llama a la academia, pide que enseñe, que explique cómo se limpiará. Llega el proyecto, guste o no, igual obediente, llega la política también… Ahí, entre vericuetos, dicen que limpiado está. Pero gremios y cámaras de la localidad, convencidos que representan a la gente de a pie, se quejan porque mucho valor no llega, y limpio limpio no está. No saben bien qué hacer pero insisten que se debe limpiar bien, que se ha privatizado la plaza de todos. ¡Sí! a favor de grupos de presión, unos cholos que ordenan a la autoridad, ¿podrá creer…? Después de tanto tiempo diciendo que la plaza apesta, esa gente fea que vende cosas feas se apropió del lugar, capaz conscientes que a ellos mismos es que hay que limpiar, que de ellos, los funcionarios suquitos y no tan sucos se quieren librar. Por eso mismo, este texto no se llama: «si van a privatizar la plaza que sea con gente y cosas bonitas», porque a la casta y aspirantes a casta les vale carpeta la plaza. Como en los cuentos: limpiarán y limpiarán… pero la gente sencilla volverá a ensuciar el lugar.

¡Ah, cierto! los apestosos de la placita mandan a decir a la universidad que figuritas felices de render no serán jamás; y que venga el gremio o el suquito del municipio que venga, que limpie nomás, porque cada vez más organizados y peinaditos los encontrarán.


– Me voy a jugar en el Espacio Público
– ¿pero eso qué es?
– pura ideología.

Plusvalía y rentabilidad del suelo: dos caras de la misma acumulación

06 miércoles Sep 2017

Posted by Pedro Jimenez-Pacheco in Desigualdad, Ecuador, Neoliberalismo, Política del espacio

≈ 1 comentario

Etiquetas

Acumulación, Ecuador, Ley de Plusvalía, Real State

El colosal proyecto del Real State en Ecuador en una entrevista escueta[1]

Real state 001

El sector inmobiliario vuelve a estar de moda[2], según el ‘experto’ Sergio R. Torassa (Profesor de Real Estate en la IDE Business School[3]), quien escribe para la revista Clave sobre la situación del sector inmobiliario en EE.UU y Ecuador. El ‘científico’ llega con buenas noticias para el sector, éste que provocó la primera crisis financiera del siglo XXI, de cuyos efectos, más de media Europa y Estados Unidos, pasada una década, aún no logran recuperarse; efectos que sumados a otros fenómenos globales, en su conjunto, han desvelado la catástrofe del proyecto neoliberal. Esta misma revista –especializada en bienes raíces– ha publicado estos días una entrevista titulada “La nefasta Ley de Plusvalía”, en ella se expresan los criterios del empresario Henry Yandún, invitado como un amigo de la revista, sin mencionar, por supuesto, su itinerario como ex-presidente de la Cámara de la Construcción, como industrial del acero y de la metal-mecánica, o como gerente de varias empresas, incluida la presidencia de una empresa denominada “Magic Properties Inc.” con registro en Panamá y en estado de operación desconocido.

Para poner en perspectiva la filosofía de la revista, basta con citar las primeras líneas en su presentación como empresa y medio digital (www.clave.com.ec): Somos un medio de comunicación que nace exclusivamente para motivar la compra de BIENES RAICES. Sacamos a la luz la necesidad de cambio de vivienda de acuerdo a cada estilo de vida utilizando estrategias de comunicación subliminales pero fuertes y dirigidas, para generar el estímulo que concluye con la compra de un bien…[4]

A continuación hemos seguido las declaraciones de Caridad Vela (revista), y las de Yandún (entrevistado), a las cuales, trasponemos varios comentarios –parodiando el formato de la publicación– para desenmascarar las ideas, tanto del medio como del empresario inversor.

(revista) …El tiempo ha dado la razón a la ‘sociedad civil’[5]. Las cifras así lo ratifican. El día que la ley entró en vigencia se detuvo vertiginosamente la actividad inmobiliaria, se cerraron fuentes de empleo, se paralizó la industria de materiales de construcción y la economía del país sintió el efecto…

Primero, el marco del caos, aunque con una economía en proceso de recuperación. Ya sabemos que estamos creciendo, y con la Ley intacta.

(revista) …ha pasado el tiempo y Ecuador tiene hoy un nuevo mandante que ha iniciado su gobierno dando muestras de apertura, de afinidad con los procesos de diálogo, de afán de cambio en fondo y en forma, y la ‘sociedad civil’ tiene fe en que esta estrategia dará resultados en el corto plazo.

Una palmadita en el hombro al presidente Moreno y ‘su equipo’ en nombre de la ‘sociedad civil’, vamos adelante con las palabras de Yandún.

La condición del diálogo:

(Yandún) …Esta ley debe ser derogada, y si eso no se logra, debe ser reformada en casi la totalidad de su contenido.

La confusión original:

(Yandún) …La definición universal dice que plusvalía es la ganancia que logra un bien con el paso del tiempo gracias a factores externos, pero esta ley obliga al constructor a pagar impuestos por la ganancia que obtiene al hacer su trabajo. Eso es rentabilidad, es lo que toda actividad económica legítimamente persigue, no es plusvalía.

Intentaremos hacer una aclaración universal:

  1. La plusvalía del suelo y de bienes inmuebles si bien responde a externalidades, el mercado inmobiliario se encarga de fijar los precios para extraer plusvalías con base en esos factores externos, procurando que (dicha plusvalía) alcance para todos y se mantenga constante (previsiblemente en alza) con la acción de los agentes: promotores, inversores, gobiernos, bancos, etc., especialmente, a través de la urbanización.
  2. La rentabilidad en el sector inmobiliario es la proyección en el tiempo de la ganancia luego de realizar una inversión, a saber, la especulación con el espacio (suelo e inmuebles).
  3. La Ley impone un impuesto que regula la acumulación de los agentes por extracción de dichas plusvalías y a su vez por la especulación sobre la proyección de rentabilidades.
  4. El constructor, los obreros y cualquier otro trabajo indirecto obtienen ganancias fruto del esfuerzo de su trabajo. El ‘inversor’ o capitalista inmobiliario, que en muchos de los casos, también es el constructor, o el promotor, etc., percibe ganancias fruto del plustrabajo de otros. Pero también percibe ganancias de la rentabilidad inherente al capital ficticio realizado por el mercado inmobiliario en el tiempo, (a costa de cualquier cosa, que más da), no se trata de que sean legítimas o ilegítimas, sino de que sean redistribuidas por medio de impuestos en una sociedad profundamente inequitativa.
  5. La rentabilidad depende directamente de la plusvalía, pero no sólo de ella.
  6. Meter al mercado inmobiliario, mejor dicho, al negocio del suelo y del ladrillo en el mismo costal de todas las actividades económicas no es accidental, cumple una función, hacernos creer que lo que se vende y se compra son autos, cocinas o móviles, y no un recurso natural, un don de la naturaleza o un regalo del planeta, como la luz, la tierra, es decir, el espacio, el aire o el agua que necesitamos para vivir y son parte de nuestra génesis.

(Yandún) … El error cometido es tan grande que esta ley hace lo que ninguna otra: al mismo tiempo impacta en la oferta, en la demanda y en la recaudación de impuestos. Se ha encargado de provocar un total y absoluto desincentivo al constructor privado, y por ende, ha paralizado todas las actividades económicas relacionadas con la construcción…

El efecto esperado: El sector desacelera pero no se detiene. ¿Quién lo frena? Los especuladores. ¿Que se consigue? Que se invierta en ladrillo con responsabilidad. A los que sabemos que les da igual y mienten, los sacamos a la luz.

Del neoliberalismo salvaje y la ideología de la burbuja inmobiliaria:

(Yandún) … Para el constructor inmobiliario su actividad dejó de ser atractiva, y para el interesado en comprar vivienda este impuesto es absolutamente nefasto porque impide su progreso (…) Antes se acostumbraba comprar vivienda con la ilusión de venderla más adelante, para tener una ganancia que permita al individuo invertir en otra mejor, pero ahora esa ilusión desaparece…

El chantaje del empleo, ¿entendemos los problemas de la economía del ladrillo en el desarrollo?

(Yandún) … No se entendió que al afectar al empresario, al imponerle desmesurados impuestos nuevos, dejaron sin empleo a mucha gente.

La contradicción y condición finales: no casas, sino hogares, y con una última condición: ¡lo urbanizamos todo!

(Yandún) … apoyamos la gestión. Es importante destacar que no se trata de construir casas sino hogares, debe hacerse urbanismo para evitar el caos, deben industrializarse los procesos constructivos para lograr los objetivos, pero sobre todo, debe invitarse a los mejores constructores del país a participar…

[1] Entrevista completa: https://www.clave.com.ec/2017/09/01/henry-yandun-la-nefasta-ley-de-plusvalia/

[2] Para ampliar nota: https://www.clave.com.ec/2017/09/01/sergio-r-torassa-el-sector-inmobiliario-vuelve-a-estar-de-moda/

[3] Escuela de formación empresarial y de negocios, nacida en Ecuador en 1993, afianzada en los valores del Opus Dei. Para ampliar información: http://www.ide.edu.ec/

[4] Para ampliar información: https://www.clave.com.ec/quienes-somos/

[5] Como de costumbre, para conseguir un peso político concreto en la agenda pública se manosean con antojo las necesidades y la opinión de la tan cacareada sociedad civil. Sujeto ‘simpático’, lógico y abstracto, instrumento de manipulación.

Hacia una política del espacio social en la revolución ecuatoriana del siglo XXI

14 viernes Jul 2017

Posted by Pedro Jimenez-Pacheco in Desigualdad, Ecuador, el habitar urbano, Política del espacio

≈ Deja un comentario

JIMENEZ PACHECO, Pedro. Calle de Barcelona en la Fiesta de Sant Joan. (Marzo, 23, 2017)

La calle como espacio del goce: Calle de barrio durante el día de la Verbena de San Juan. Barcelona, España. Pedro Jiménez, 2017.

Para hacer una revolución urbana verdadera que contribuya en la transformación de la sociedad y de la vida, no bastará solo con dignificarla sino habrá que conducirla en otro sentido, cambiándola. Siguiendo la teoría y ‘tradición’ lefebvriana, el desafío de esta era nos obliga a pensar otra sociedad en otro espacio; a intentar traspasar unos límites históricamente instrumentalizados por la codicia de supervivencia del capitalismo. En la actualidad, estos límites están situados en la reproducción de las relaciones de producción neoliberales (relaciones sociales que van más allá de la crisis del proyecto neoliberal tal como lo percibimos). En efecto, si Ecuador quiere forjar la transformación y sumar en esta lucha civilizatoria, requiere otro marco político del espacio. No será suficiente la proclamación del derecho a la ciudad o de un hábitat seguro y saludable. Tampoco es suficiente la voluntad de solucionar el ‘problema’ del déficit cuantitativo de vivienda (así lo hagamos), u otras propuestas como incentivar la recuperación estatal de suelo público, o promover el comunitarismo pero en nuevos guetos. En primer orden, es fundamental ponernos de acuerdo sobre la necesidad de erigir un bloque de políticas del espacio social con dos objetivos principales: 1. Frenar hasta revertir el desarrollo geográfico desigual realmente existente. 2. Reemplazar las relaciones de propiedad por las nuevas relaciones de apropiación, uso y goce del espacio/en el espacio. Tales objetivos nos obligan a definir una primera etapa con segmentos específicos y otros concurrentes destinados tanto a la producción del nuevo espacio social, como a la evolución del espacio social producido. No obstante, dicha etapa preparará el siguiente momento autogestionario.

En segundo orden, partimos de varias consideraciones esenciales: a) Que el espacio es un producto social, por tanto político y estratégico. b) Que tanto el espacio social de nuestras ciudades como el territorio nacional se constituyeron en su génesis colonial y se han desarrollado históricamente en la forma estructurante centro-periferia, desatando su realidad actual: fragmentado, homogeneizado y jerarquizado. c) Que el gobierno nacional durante los últimos años, en su afán por transformar el Estado, se ha preocupado por crear 8 centros adicionales (coincidentes con las zonas de planificación y gestión desconcentradas) en proceso de formación: Guayaquil, Cuenca, Loja, Ibarra, Tena, Ambato, Montecristi y Milagro. d) Que las fórmulas actuales de distribución de las rentas a municipios también han intensificado la desigualdad en los territorios. e) Que el Estado se ha dotado de instrumentos e instancias útiles, desde la misma Constitución (2008), los Planes nacionales de desarrollo, el Código (COOTAD), la Ley del Suelo, las nuevas Consejería de Hábitat y Superintendencia de control de uso del suelo, las subsecretarías de planificación zonal, la Ley de regulación de plusvalías, el programa de economía social y solidaria, etc. f) Que la escala de las políticas en los niveles provincial, municipal y parroquial, sostienen y reproducen las relaciones clientelares en detrimento de un desarrollo equilibrado. g) Que la voluntad de transformar el Estado es sólo un medio para conseguir transformar la sociedad como tal. h) Que ‘mejorar’ la vida de los pobres o dignificarla, no implica su transformación accidental en la dirección deseada. Si al hacerlo, el Estado condena a las clases populares a un futuro segregado y rentista, a saber insostenible para las siguientes generaciones, habrá fracasado en su intento revolucionario.

A partir de este examen general, se plantean un conjunto de recomendaciones, capaces de penetrar –desde arriba y abajo– varias capas institucionales, para su reflexión, y fundamental debate en el diseño e implementación de una política radical del espacio social en Ecuador. Valga advertir que estas recomendaciones sólo alcanzan una propiedad doble de transversalidad-multiescalar. Superando su inusitado encadenamiento, no responden a ninguna lógica especializadora más que a una ciencia del uso del espacio al servicio de lo posible.

Empezamos por la exigencia de suplantar la ambigüedad del principio reformador recogido en la función social del suelo, por lo revolucionario de avanzar hacia la restauración del predominio del uso de la tierra. En el caso ecuatoriano, a pesar de haber transcurrido 10 años del gobierno de la revolución ciudadana, no se puede descartar, incluso radicalizando los procesos, que la concreción de una transformación media pueda tomar una década más. En medio de esta incertidumbre, creemos que el Estado debe acompañar necesariamente durante la primera etapa (aprendiendo con la gente) la cogestión del suelo y de los recursos naturales, esto es hacer pedagogía social. Además, tiene la responsabilidad de promover la asociación y la organización, preparando las condiciones para la autogestión por parte de la comunidad. En términos amplios la autogestión no será únicamente de la propiedad, la construcción u otros recursos, sino de la reproducción y la vida colectiva en si misma.

Parte de la tarea ejecutiva y legislativa, al abrir la llave de la inversión, es que los presupuestos públicos nacionales y municipales prioricen el contraflujo periferia-centro, sobre todo en el espacio social producido. Atendiendo en todo momento a las periferias de los nuevos centros nacionales y a las periferias de los distritos que actuarán como nuevos centros dentro de las ciudades. Del mismo modo, la fórmula de distribución de la renta, del Estado central a los municipios, debe incluir un factor de desigualdad territorial o en su defecto una variable de justicia espacial, para que exista auténtica (re)distribución.

En otro aspecto fundamental, creemos que bien el Código y/o la Ley deben incorporar con más firmeza desincentivos a la parcelación (lotización), es decir, a la fragmentación generalizada del suelo. En esa dirección, tomando en cuenta el efecto de justicia(1) en el acceso a la vivienda creado por la Ley de Plusvalía, es necesario perfeccionarla para corregir la posibilidad de acumulación por especulación en urbanización y en vivienda a través de lobbies nacionales o transnacionales entre actores privados (inversionistas) y públicos (funcionarios).

Para avanzar hacia una descentralización real, radical en Ecuador hay que definir un nuevo marco de re-escalamiento de la política. Empezar por poner atención en la redistribución de poder, no únicamente de la responsabilidad competencial con recursos financieros, siendo esta la fórmula perfecta del clientelismo estructurado sobre la base electoral de una endeble democracia representativa(2). Para esto hay que revisar con detalle los mecanismos de contención del poder y los dispositivos centralizadores tanto en lo orgánico y legislativo, como en lo presupuestario. Además, dicho re-escalamiento se comprende a partir de un nuevo espacio social hipercomplejo, multi-escalar, con una multiplicidad de capas, y que no se delimita en la escala administrativa y política fijada, menos en la planificación tradicional; sino que se entrecruza o yuxtapone en todos los casos. De ahí la importancia de propuestas como la mancomunidad, pero también de la idea de ciudad como un terreno de mediación inter-escalar y no otro centro urbano de acumulación de capital, poder y violencia. En esta dirección, es necesario el reemplazo progresivo de las escalas administrativas o tratos barrio-parroquia, parroquia-ciudad y parroquia-provincia, por las políticas de escala: barrio-distrito, distrito-ciudad, y ciudad-mancomunidad o zona.

La posibilidad de transformación de las relaciones en el espacio social producido es más difusa, sin embargo, entre reguladores y controladores del uso del suelo, nunca sin los vecinos –aún, si son pocos los que quedan– deberán impulsar la des-programación de los espacios de consumo: a) regulando los flujos de inversión urbana salvaje; b) promoviendo el consumo de proximidad en los intersticios entre lo público y lo privado; c) rehabitando mucho del espacio cedido al comercio, subordinándolo al habitar –sin que una actividad desaloje a la otra– y; d) posibilitando la realización del goce principalmente en las calles, los espacios de representación y el espacio privado. Parte de una estrategia para rehabitar los antiguos centros, afectados principalmente por el efecto de implosión-explosión, es buscar acuerdos con los programas públicos de vivienda; con la finalidad revolucionaria de monumentalizar socialmente aquellos espacios de representación. Llenarlos de apropiación vecinal, ¡no de industria turística!

Siempre defenderemos un plan de producción del habitar en comunidad, y no del hábitat como una función asignable del urbanismo moderno altamente recomendada por agencias supranacionales. El Plan que impulsa el gobierno debe buscar una densificación relativa que combata el modelo de dispersión de la urbanización privada. Es posible plantear –en esta etapa– la convivencia de más de una clase social (evitando la conformación de guetos) con el objeto de establecer nuevas comunidades urbanas hechas por y a pesar de sus diferencias. Es indispensable favorecer la diversificación de la oferta de vivienda en régimen de propiedad colectiva, cooperativa, comunal, etc. No olvidar la promoción de la vivienda en alquiler social. Apuntalamos la importancia de reducir sustancialmente el fomento público de la propiedad privada y la ampliación progresiva del suelo público, pero con la perspectiva de que en la segunda etapa (a mediano plazo) pase a ser gestionado por la propia comunidad.

título de propidad monte sinai

¿Quién financia el programa? Si lo hace el Estado, sector privado, bancos, o entidades internacionales, o quien fuere, deberá hacerlo bajo un principio de inversión social. Sobre la base del funcionamiento de éstos planteamientos. ¿Quién contrata? Una comisión tecno-política transdisciplinar para el habitar en comunidad. ¿Quién programa y diseña el espacio? Universidades, colectivos y usuarios. ¿Quién construye el espacio? En la primera etapa, el sector privado junto a diseñadores y usuarios, siempre, bajo los fundamentos que se discuten en estas recomendaciones.

En tercer orden, pero no menos importante en apego a los objetivos principales, planteamos la des-homogeneización del espacio urbano-arquitectónico, primero del espacio institucional estandarizado y atravesado por modelos de planificación de predominio economicista y luego de los espacios de ‘creación’ arquitectónica, en ambos casos sometidos al orden funcionalista, estructuralista o formalista en alabanza a la dictadura del ojo, que buscan dominar en todos los casos al espacio y tiempo vividos (siempre sin conseguirlo). Así, la infraestructura institucional debe dar el salto de lo ‘socialmente necesario’ a lo socialmente producido, sin que lo primero sea descuidado. En el mismo sentido, la creación arquitectónica debe volver a reflexionar los códigos en las escuelas y aprender a imaginar-crear con el que habita (a partir de su cuerpo y sus deseos), en un ejercicio de transdisciplinariedad continua con las ciencias sociales y la realidad humana. El desarrollo y aplicación de los conceptos permitirán expresar una arquitectura y un urbanismo diferenciales, orientadores en el proceso de diseño del espacio para estimular la producción de las diferencias máximas y no la inducción de diferencias mínimas. Esta profundización conceptual prioriza la superación de las contradicciones fundamentales para cada caso, de la mano de un estudio de los espacios capaces de preparar y guiar la realización del goce. No olvidemos que los lugares no tienen manera de dar a los seres lo que sólo puede venir de ellos mismos, ‘la vitalidad conocida como deseo’. De igual forma, recordamos que un sitio del goce, asume la presencia de cuerpos, los hace disponibles por desprendimiento de cualquier obstáculo que lo impida.

Esta estrategia debe tener siempre presente algunas de las palabras aleccionadoras en la teoría de Lefebvre (1973) para el arquitecto, tanto en el momento del espacio-análisis, como en el momento de la imaginación y la creación de nuevos espacios: el arquitecto valorará lo multifuncional y lo transfuncional en lugar de lo simplemente funcional. Dejará de fetichizar (separadamente) la forma, la función, y la estructura como los significados del espacio. En lugar de la idea formal o más bien formalista de la perfección, el arquitecto la sustituirá por la idea de la perfección incompleta (la cual se persigue, se busca en la práctica), o, en todo caso la del estado incompleto perfecto, la cual descubre un momento en la vida (expectativa, presentimiento, nostalgia), proporcionándole una expresión mientras hace de ese momento un principio para la construcción de ambientes favorables para el urbanismo diferencial. “No es a través de la forma sino del contenido… que el arquitecto puede influir en la práctica social”

(1) Al no existir aún una valoración cuantificada de los beneficios, se observa de manera empírica la reducción de un 20-25 % en los costos del alquiler en el área metropolitana de Quito, a través de los medios de comunicación y la información disponible en asociaciones inmobiliarias y plataformas virtuales de alquiler.

(2) La democracia representativa y sus espacios instrumentales en la ciudad como dispositivos de re-producción de las relaciones de producción neoliberal, el caso de Concejos cantonales y Juntas parroquiales. El manejo de espacios de poder político bajo el sistema clientelar reproduce las relaciones de dominación (cooptación, explotación) y de dependencia (política económica institucional). La principal consecuencia, a raíz de la atención diferida de las demandas y la ‘sacrificada’ inclusión en los presupuestos, es el cobro del favor político, por intermedio de dirigentes barriales u otros órganos subalternos propios del sistema (por ejemplo: el trato Prefecto-Presidente de Junta) lo que permite la cooptación de la organización, de su movimiento, su pulsión colectiva o comunitaria. En el caso de los concejales, como se devela en el MDMQ, la repartición inorgánica y administrativamente conflictiva de espacios de poder, garantiza la fuerza estructural en la institución para imponer la agenda partidista y la distribución territorial de las cargas de cooptación y explotación. Todo esto en nombre de la democracia.

#LeyDePlusvalía Ecuador, no podemos viajar al futuro pero lo estamos estudiando

07 miércoles Dic 2016

Posted by Pedro Jimenez-Pacheco in Desigualdad, Ecuador, el habitar urbano

≈ Deja un comentario

Más allá del cálculo de arquitectos, urbanistas y profesionales de la construcción, algunos al descubierto en sus cuentas de redes sociales, casi todos calladitos desde el despacho o el aula, ¿cuándo la vivienda dejó de ser el hogar, el lugar de habitar y se convirtió en el espacio de negocio de unos pocos?

avaluadores-intermediarios

Promotores inmobiliarios de vivienda en particular, cámaras de comercio y construcción en general, así como políticos e inversionistas con intereses comunes a los anteriores, desnaturalizan y degradan la “función” de la vivienda. Ellos aseguran que la vivienda para el ecuatoriano promedio es un símbolo de estabilidad y una oportunidad de inversiones, de capitalizar ahorros y de asegurar el futuro y mejores condiciones de vida para la familia. A partir de allí, todas sus tesis de oposición a la nueva Ley de Plusvalía son ideologizadas, interesadas y tecno–lógicas. El espacio abstracto y mercantilizado que defiende esta clase poderosa y minoritaria de la sociedad, y en el que pretenden que vivamos, es su espacio de negocios, mediante el cual, pocos, muy pocos se enriquecen extraordinariamente. Algunos profesionales de la construcción incluso acusan a los hacedores de la Ley de desconocer el fenómeno inmobiliario –quizá hasta tengan razón. Yo me pregunto ¿cuánto debemos esperar para que estos profesionales –probos expertos inmobiliarios– diseñen una ley que regule la gestión de plusvalías? ¡Nunca lo harán! Es evidente que la Ley tendrá como cualquier norma, la posibilidad de perfeccionarse y ajustarse, primero en los debates asamblearios, luego en la práctica y su aplicación diaria.

La Ley permite las ganancias ordinarias y extraordinarias (regulándolas), NO hace ningún efecto para quienes [tienen] que vender su casita (por una vez), también establece una transitoria que segmenta en el tiempo las diferentes opciones de transferencia de los bienes. Tanto como, no debemos dejarnos confundir por quienes controlan el mercado inmobiliario, es fundamental no dejarnos alienar como sociedad. Las personas que adquieren una casa, la compran con la ilusión de vivir en ella, de habitarla, de usarla, de disfrutarla y tener una vida privada digna con su familia, o en solitario. Además, no todos pueden comprar una, mucha gente vive de alquiler y estoy seguro que lo hacen buscando exactamente lo mismo, es la naturaleza humana.

En cualquier caso, quienes tengan la intención de hacer un negocio del suelo y su edificación, ¡podrán hacerlo como siempre! Sólo que ahora, el mercado empezará a regularse y parte de su legítima y abultada ganancia será redistribuida nuevamente a la sociedad. En mediano plazo, veremos resultados: esperamos en principio el incremento del acceso a la vivienda de precio justo, razonable, equilibrado; ya no disparado por los efectos de la especulación y externalidades mediadas casi siempre por la magia de los bienes raíces. A largo plazo, apostando por una política pública desde abajo y una democracia directa, será posible facilitar el acceso a la ciudad, el ejercicio real del derecho a la vida urbana (en proceso de transformación)

En efecto, los resultados fruto de la redistribución también permitirán avanzar en la corrección de las desigualdades entre los eternos propietarios de la tierra y los que nunca serán propietarios de nada, porque así es la vida, y no pasa nada… Finalmente, si se consigue que una parte del excedente de capital de los inversionistas ya no vaya directamente al ladrillo, se evitarán crisis inmobiliarias como la que en 2008 azotó al mundo y que se encuentra en proceso de desplazamiento; en contrapeso —para quienes se preocupan tanto por la pérdida de empleos debido a la amenaza de siempre de desinversión privada— es necesario intensificar la promoción, diversificación y financiamiento de construcción publica, pero de alta cualificación. ¡Ese si es un desafío!

Sólo hay un futuro urbano para todos y la Ley abre esa posibilidad. El camino será muy duro.

Más allá de la solidaridad y las metodologías internacionales

06 viernes May 2016

Posted by Pedro Jimenez-Pacheco in Desigualdad, Ecuador, el habitar urbano, Terremoto

≈ Deja un comentario

Nicolas Riofrío_Pedernales_05:2016

©Nicolás Riofrío, (mayo/2016). Pedernales

Ante una propuesta, que nos habla de ‘solidaridad incluyente y desde abajo’ como enfoque sobre la cuestión de la recuperación post-terremoto, en tanto que considera que la (re)-(in)-surrección de la sociedad ‘civil’ es la única que puede resolver la situación crítica de cara al evento natural, en la medida en que nuestras instituciones sencillamente no estuvieron y no están preparadas para prevenir ni afrontar una catástrofe de esta magnitud; es evidente que se trata primero de una mistificación del estado en el planteamiento del problema y luego de una banalización de la sociedad en la solución.

Al estado se lo declara culpable, cosa que si así fuera (quizás en parte, corresponsable en la etapa pre-evento), no implica que no se requiera de una institucionalidad (post-evento) que resuelva las necesidades inmediatas o diferidas de la sociedad a otras escalas además de la local. En cuanto a lo segundo, más allá de las demostraciones de una solidaridad ‘civil’ generalizada como una condición humana, a lo que realmente debemos aspirar, es a la transformación de la realidad socio-espacial y económica de los pueblos damnificados, y para ello no es suficiente fijar como objetivo la ‘continuidad de su vida’ (como se sugiere). Por tanto, hace falta reconocer, al igual que la necesidad de una sociedad crítica, una crítica de la sociedad: si bien generosa y solidaria ante la emergencia en el desastre; pero indiferente, individualizada, apolítica y amnésica frente a nuestras estructuras particulares de injusticia y desigualdad social.

La aspiración de transformación de la realidad espacial y socio-económica de las comunidades asentadas en los poblados damnificados implica ¡cambiar su vida! por tanto, los vecinos afectados son quienes deben asumir ese cambio. ¿Cómo? ¡Produciendo su hábitat! Las instancias públicas (GADs, universidad y estado) están obligadas, más allá de las ‘metodologías internacionales’ a planificar y construir los mecanismos -ensamblados, en diferentes escalas y formas de colaboración horizontal- que posibiliten esa producción social del espacio, para dar una señal concreta de revolución territorial con la gente, en el mediano y largo plazo. Si la sociedad ‘externa’ (profesionales y voluntarios en general) no se articula, su aporte cualitativo sería puntual y se reduciría a muy poco en esta etapa.

De Pie Ecuador: producción social del hábitat post-catástrofe

20 miércoles Abr 2016

Posted by Pedro Jimenez-Pacheco in Desigualdad, Ecuador, el habitar urbano, Terremoto

≈ 1 comentario

© Dolores Ochoa
© Dolores Ochoa
© David Illera
© David Illera

En el marco de un sinnúmero de respuestas ante la emergencia provocada por la catástrofe sísmica en Ecuador, no cabe sino elogiar la energía de un pueblo volcado a ayudar, articulado (no sin dificultades) a los sectores público, privado e internacional. Con la consigna de ‘primero la vida’, están obrando prodigiosamente sobre un plan de emergencia nacional en ejecución, y ofreciendo en esta primera etapa un rostro esperanzador en medio de un proceso complejo de larga duración. En este contexto, sembrado de dolor, ilusión e incertidumbre, cabría preguntarse ¿Y luego qué? Bajo esta consideración me permito hacer una pequeña reflexión sobre la cuestión del espacio social, mientras transcurren las acciones de emergencia.

En un escenario post-emergencia humanitaria, es indispensable que la recuperación física de las áreas devastadas en los pequeños y medianos poblados damnificados, sea una palanca transformadora de la realidad espacio-marginal de los grupos humanos allí asentados. Si bien, ahora mismo el tejido social ha estallado, eso no significa que estos grupos, económicamente vulnerables, luego de un tiempo todavía indeterminado, puedan recuperar también lo mejor de su cotidianidad y de sus relaciones sociales. Es precisamente en este campo que la recuperación física debe apuntalarse, propendiendo a la producción colectiva de espacios comunitarios con el presupuesto y acompañamiento de las instancias públicas planificadoras y ejecutoras, tanto a nivel nacional como local.

Insisto en la idea de -presupuesto y acompañamiento público- para la producción social del hábitat: vivienda, calles, aceras, parques, servicios, equipamientos, espacios de asociación, ocio y deporte, etc. Pues no es difícil imaginar, que muy pronto empezarán a llegar los proyectos de reconstrucción a gran escala, en la lógica siniestra del capital y la seguridad, que exploten hábilmente las plusvalías, obteniendo no solo el mayor valor de cambio del suelo (público y privado), sino también el máximo provecho del cuadro de necesidades y desesperación de los seres humanos. Entonces se promocionarán urbanizaciones cerradas de vivienda (segregando y destrozando la vida cotidiana), el incremento del área vial para el auto o el acrecentamiento -innecesario- del espacio público. Y por supuesto, dadas las características de la zona, la oferta de una infraestructura hotelera (resorts), que apueste por la ‘racionalidad’ productiva, creadora de empleo, decisiva a la hora de privatizar las playas del norte del país (que hasta hace una semana, quizás no eran -tan- conocidas para la depredación urbanística, o tal vez si, pero las condiciones de explotación eran distintas).

En general, volviendo a la idea central, es la sociedad la que produce sus espacios, y no tendría que ser de otra forma, cuando estos le han sido súbitamente arrebatados por un evento natural. Tampoco se debe pretender que las áreas destruidas se conviertan en laboratorios urbanos experimentales para la ciencia o la academia. Cuidado (arquitectos, urbanistas, planificadores), allí no tenemos una pantalla en blanco ni un interesante paisaje con gente, para medir, proyectar y representar un espacio. Allí donde había muchísima pobreza, pero también fértiles vínculos comunitarios y alegría, ahora hay un profundo dolor humano. La misma comunidad que ahora necesita de la solidaridad del Ecuador y del mundo, será la que en adelante necesite rehacerse por si misma. Vivir bien, vivir con dignidad, implica también aquello.

¿Será posible esta vez, que las instancias públicas en todos los niveles, además de prever y destinar los presupuestos, puedan planificar y diseñar el espacio con la gente, asegurar en la práctica y en lo formal la organización y/o pujanza vecinal, y facilitar a los vecinos la autogestión, sobre todo de espacios asociativos, de bienes comunes urbanos? ¿Podemos aspirar a que la academia sensible aprehenda ese espacio social, cotidiano, vivido y real, a la velocidad que la práctica exige en estas catástrofes, o será meramente instrumental en este proceso de evidente transformación social?.

Al momento, es tan importante ayudar y dejarse la piel en ello, como aferrarse a la vida. ¿Y luego qué?, luego prevalece una situación crítica, que a mi modo de ver, dejará algunas ventanas abiertas, por las que podríamos observar la eficacia de la urbanización del capital, dadas las condiciones de mercantilización, especulación y privatización del suelo; o el modelo tecnocrático institucional que planifica, diseña y gestiona con las formas ya conocidas desde arriba hacia abajo; o finalmente otra ventana, ansiosa de esperanzas, por la que miramos a un segmento de la sociedad que se pone de pie, y en su dolor, sueña con su transformación. Esta poderosa energía social (colectiva/colaborativa) podrá reducir las desigualdades, pero -disputando y venciendo- en las luchas por la justicia espacial y el ejercicio del derecho político a la ciudad, de la mano con las instituciones, eso solo, si ellas deciden usar la llave de la transformación real: actuar desde el principio con la gente.

La desigualdad: una respuesta radical, por Peter Marcuse

28 lunes Mar 2016

Posted by Pedro Jimenez-Pacheco in Desigualdad

≈ Deja un comentario

Etiquetas

Desigualdad, Estados Unidos

Peter Marcuse's Blog

Blog #81d – Inequality: A Radical Response

A Radical response, in a traditional fully socialist view, would approach inequality in a quite different way. It would define unjust inequality not in terms of the quantitative mal-distribution of the wealth of society but in terms of the source of that mal-distribution, economically in the exploitation of labor by capital (which includes the maintenance of unemployment to create a “reserve army of the poor” at the bottom to buttress the power of employers), and politically in the oppression of the ruled by the rulers.  The injustice of inequality lies, in the Radical view, not in the quantitative dimensions of inequality, as in Piketty, or simply in the harm to those at the bottom, as in the Liberal view, to be dealt with by anti-poverty programming.The injustice  lies in how the mal-distribution of wealth and incomes came about in the first place…

Ver la entrada original 941 palabras más

¿Cuál es el problema? No es solo la desigualdad, por Peter Marcuse

23 miércoles Mar 2016

Posted by Pedro Jimenez-Pacheco in Desigualdad

≈ Deja un comentario

Etiquetas

Bernie Sanders, Desigualdad, Elecciones, Estados Unidos

Peter Marcuse's Blog

WHAT’S THE PROBLEM? NOT JUST INEQUALITY

Inequality today is usually equated with the extent of the gap between the 1% and the 99% that that the Occupy movement brought to public attention, or that Bernie Sanders highlights in properly criticizing the distribution of wealth and income in the United States. But this is a mischievously facile definition of inequality. Some inequalities are in fact fair, and result from differences in talent, physical strength, luck, and commendable effort. Gross disparities are a vivid indicator of a problem, but do not draw attention to its causes, which lie in critical social, economic, and political relationships,. To focus on the gap itself and to address it with remedial measures aimed at narrowing its extent detracts attention from those causes.[i]

 Just and Unjust  Inequality: Why the Difference Matters

Equality and inequality are deceptively simple concepts. In the modern era they came into prominence…

Ver la entrada original 970 palabras más

publicaciones

  • Verdad científica y universidad pública (editorial 18, julio 2020)
  • Editorial 17: Una nueva ola en la Revista Estoa de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Cuenca (enero, 2020)
  • La ciudad: poesía y horror
  • Discurso de clausura para el Encuentro «El futuro del pasado. El patrimonio en buenas manos».
  • Cultural Heritage SA y el sueño moderno: Un hotel llamado Quito, símbolo de ti, símbolo de qué, símbolo de clase

Comentarios recientes

CUARENTENA DE LO URB… en Cuarentena de lo urbano
Pedagogía y defensa… en Plusvalía y rentabilidad del s…
Más allá de la solid… en De Pie Ecuador: producción soc…

Archivos

  • febrero 2023
  • enero 2022
  • noviembre 2021
  • marzo 2021
  • octubre 2020
  • marzo 2020
  • junio 2019
  • octubre 2018
  • mayo 2018
  • febrero 2018
  • septiembre 2017
  • julio 2017
  • abril 2017
  • febrero 2017
  • enero 2017
  • diciembre 2016
  • octubre 2016
  • septiembre 2016
  • mayo 2016
  • abril 2016
  • marzo 2016
  • enero 2016
  • diciembre 2015
  • octubre 2015

Categorías

  • Ciencia Abierta
  • Desigualdad
  • Ecuador
  • Editorial Estoa
  • el habitar poético
  • el habitar urbano
  • Elecciones
  • Neoliberalismo
  • Pluralidad metodológica
  • Política
  • Política del espacio
  • Sin categoría
  • Teoría del espacio crítica
  • Teoría del espacio crítico
  • Terremoto

sigue al autor en twitter

Mis tuits

publicaciones recientes

  • Verdad científica y universidad pública (editorial 18, julio 2020)
  • Editorial 17: Una nueva ola en la Revista Estoa de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Cuenca (enero, 2020)
  • La ciudad: poesía y horror
  • Discurso de clausura para el Encuentro «El futuro del pasado. El patrimonio en buenas manos».
  • Cultural Heritage SA y el sueño moderno: Un hotel llamado Quito, símbolo de ti, símbolo de qué, símbolo de clase

Comentarios recientes

CUARENTENA DE LO URB… en Cuarentena de lo urbano
Pedagogía y defensa… en Plusvalía y rentabilidad del s…
Más allá de la solid… en De Pie Ecuador: producción soc…

Archivos

  • febrero 2023
  • enero 2022
  • noviembre 2021
  • marzo 2021
  • octubre 2020
  • marzo 2020
  • junio 2019
  • octubre 2018
  • mayo 2018
  • febrero 2018
  • septiembre 2017
  • julio 2017
  • abril 2017
  • febrero 2017
  • enero 2017
  • diciembre 2016
  • octubre 2016
  • septiembre 2016
  • mayo 2016
  • abril 2016
  • marzo 2016
  • enero 2016
  • diciembre 2015
  • octubre 2015

Categorías

  • Ciencia Abierta
  • Desigualdad
  • Ecuador
  • Editorial Estoa
  • el habitar poético
  • el habitar urbano
  • Elecciones
  • Neoliberalismo
  • Pluralidad metodológica
  • Política
  • Política del espacio
  • Sin categoría
  • Teoría del espacio crítica
  • Teoría del espacio crítico
  • Terremoto

Meta

  • Registro
  • Acceder
  • Feed de entradas
  • Feed de comentarios
  • WordPress.com

Blog de WordPress.com.

  • Seguir Siguiendo
    • HabitarCity
    • ¿Ya tienes una cuenta de WordPress.com? Accede ahora.
    • HabitarCity
    • Personalizar
    • Seguir Siguiendo
    • Regístrate
    • Acceder
    • Denunciar este contenido
    • Ver sitio web en el Lector
    • Gestionar las suscripciones
    • Contraer esta barra
 

Cargando comentarios...