Se solicita del hombre que devuelva a la tierra lo que recibe de ella…
un grito a la memoria que recuerde:
que no hay octubre malo que por bien no venga
la práctica social de lo posible-imposible
cadena de piedras de río en barricada
que ponga al sistema contra el sistema.
Se solicita del hombre que devuelva a la tierra lo que recibe de ella…
un grito al espacio que comprenda:
que la ciudad es del campo
y el espacio doméstico ha sido domesticado
forma de lo posible de un urbano invencible
lugar de todes los desobedientes buenos y malos.
Se solicita del hombre que devuelva a la tierra lo que recibe de ella…
un grito al silencio que no calle:
ante la supervivencia del capital a costa de pandemias
que manda en instituciones y pretende acallarnos
statu quo de un bicentenario falsamente diverso
en cabina sorda de nobles voces zalameras.
¡Basta!
Hoy, ya no solicitamos más nada
devolvemos a la tierra lo que es de ella
el trabajo silencioso de las masas oprimidas
que florece de rabia en una escalinata.
Ni ciudadanos del mundo ni ciudadanos de algún sitio
somos estudiantes, familias, gente de abajo que grita:
¡No hay futuro!
pero somos utopía concreta
movimiento del presente gritando
¡¡octubre es primavera!!
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La Política “absoluta” en Ecuador y Mayo del 68
23 Miércoles May 2018
Posted Ecuador, Neoliberalismo, Política, Política del espacio
inRetomando algunas reflexiones de Henri Lefebvre sobre Mayo del 68, anunciadas en junio de aquel año en su obra L’Irruption de Nanterre au Sommet –irrupción considerada por el filósofo y sociólogo francés como un acontecimiento que permitió elevar desde abajo un estatuto social y teórico sobre la revolución de mañana– hacemos un salto casi exacto de medio siglo, para pensar en la revolución de hoy. Así, entendemos que aquel capitalismo monopolista de estado que dirigió a la sociedad francesa en 1968 ha sido “superado” por un capitalismo global que avanza desigualmente a través de las geografías del planeta. Bajo este contexto, viajamos a Ecuador para buscar “conciliar” brevemente a manera de hipótesis algunas ideas de Lefebvre sobre lo que precedió y prosiguió a Mayo del 68 con el presente político ecuatoriano y su futuro inmediato. De este modo, partimos al igual que el teórico francés, pero en el Ecuador actual, de la creación de un vacío social, político e institucional, llenado provisionalmente por el poder de las élites, lo que conduce inevitablemente hacia el (re) nacimiento de una impugnación por el momento desprovista de estrategias, arriesgándose, por tanto a terminar aspirada en ese vacío, con su corolario: la autodestrucción del propio Estado.
Ahora bien, sin descartar algunos antecedentes bastante aludidos en lo que va del año, en referencia a la traición de principios, el incumplimiento del programa y la incompetencia en la gestión del gobierno de Moreno, hay que decir que preocupa especialmente la instauración concreta de una estructura de autorregulación planificada (del marco constitucional, de la economía en general, de los medios de comunicación, de la urbanización, del sistema inmobiliario, del modelo turístico, etc.) capaz de crear ese gran “vacío con límites” alrededor del Estado y de un efecto devastador para los cuerpos intermediarios entre la sociedad civil y la sociedad política. Así, lo que empezamos a ver es que los grupos sociales ya no tienen ningún proyecto, en tanto que pasan a ser objetos dentro de programas gubernamentales, por tanto dejando de ser sujetos políticos, los grupos se están convirtiendo en sujetos del poder.
Pero ¿de qué poder? Pues en este caso, el de un Estado auto-reducido que promueve la mediación de lobbies compuestos por las élites locales y globales en lugar de instituciones; incluso entre estos lobbies han aparecido, como se ha visto, el de los representantes de la clase trabajadora, en un proceso aupado por varios partidos de la “izquierda” tradicional y oportunista. Esta forma de estado, con apariencia de separación de poderes y una super–especialización ejecutiva, puede concebirse –indica Lefebvre– como un listado de “funciones disociadas dentro de una unidad ficticia”. Unidad administrada por un poder “personal”, que es el de una fracción de la burguesía incluso competente, dedicada, capaz de sostener una estrategia política y una cierta racionalidad; no obstante, este poder personal no está administrando los intereses particulares, sino un país, el país del regreso a los Noventas.
Viendo un poco hacia adelante, fruto de una “realidad” social que siente el incumplimiento del programa, la ausencia de proyectos materiales, la falta de oportunidades y referencias, se entiende que empiece a emerger una impugnación, la cual, de no contar con un sentido, una estrategia, corre el riesgo de ser aspirada o lanzada a ese vacío restringido en el que se le permitirá creer que es ilimitada y que tiene la capacidad de transformar las estructuras; y aunque pudiera remover alguna, es posible que acabe debilitando aún más al propio Estado frente a la nueva posición de las viejas élites. Entonces, en el sentido que toman estas luchas encontramos una contradicción que debería resolverse al interior de una estrategia de impugnación que al mismo tiempo que conteste a la política absoluta impuesta por el Estado, impida el despliegue o la expansión de los poderes neoliberales.
Esta estrategia (como hipótesis) haría mejor, enfocándose en la renovación de la centralidad de las entidades intermediarias y la creación de nuevos sujetos colectivos (grupos y sindicatos afectados, burocracia afligida, etc.) que medien entre la sociedad (clase popular y movimientos de base) y la política (partido de impugnación, mediación electoral y pedagogía social), que buscando socavar aún más el vacío (por ahora de limites muy rígidos) creado por el Estado. Lo que supondría en términos generales, (re) politizar la sociedad y socializar la política, pero, sin contar –en principio– con el conjunto de las capas medias, en este punto, alienadas por el recobrado poder de los lobbies que hacen gala, y convertidas en sujetos de la política absoluta. A saber, una clase social en cuya espontaneidad y movimiento se ha mostrado frágil e incauta, como casi todas las clases revolucionarias (incluida la de Mayo del 68) que no encontraron un sentido, una dirección definitiva.
Plusvalía y rentabilidad del suelo: dos caras de la misma acumulación
06 Miércoles Sep 2017
Posted Desigualdad, Ecuador, Neoliberalismo, Política del espacio
inEtiquetas
El colosal proyecto del Real State en Ecuador en una entrevista escueta[1]
El sector inmobiliario vuelve a estar de moda[2], según el ‘experto’ Sergio R. Torassa (Profesor de Real Estate en la IDE Business School[3]), quien escribe para la revista Clave sobre la situación del sector inmobiliario en EE.UU y Ecuador. El ‘científico’ llega con buenas noticias para el sector, éste que provocó la primera crisis financiera del siglo XXI, de cuyos efectos, más de media Europa y Estados Unidos, pasada una década, aún no logran recuperarse; efectos que sumados a otros fenómenos globales, en su conjunto, han desvelado la catástrofe del proyecto neoliberal. Esta misma revista –especializada en bienes raíces– ha publicado estos días una entrevista titulada “La nefasta Ley de Plusvalía”, en ella se expresan los criterios del empresario Henry Yandún, invitado como un amigo de la revista, sin mencionar, por supuesto, su itinerario como ex-presidente de la Cámara de la Construcción, como industrial del acero y de la metal-mecánica, o como gerente de varias empresas, incluida la presidencia de una empresa denominada “Magic Properties Inc.” con registro en Panamá y en estado de operación desconocido.
Para poner en perspectiva la filosofía de la revista, basta con citar las primeras líneas en su presentación como empresa y medio digital (www.clave.com.ec): Somos un medio de comunicación que nace exclusivamente para motivar la compra de BIENES RAICES. Sacamos a la luz la necesidad de cambio de vivienda de acuerdo a cada estilo de vida utilizando estrategias de comunicación subliminales pero fuertes y dirigidas, para generar el estímulo que concluye con la compra de un bien…[4]
A continuación hemos seguido las declaraciones de Caridad Vela (revista), y las de Yandún (entrevistado), a las cuales, trasponemos varios comentarios –parodiando el formato de la publicación– para desenmascarar las ideas, tanto del medio como del empresario inversor.
(revista) …El tiempo ha dado la razón a la ‘sociedad civil’[5]. Las cifras así lo ratifican. El día que la ley entró en vigencia se detuvo vertiginosamente la actividad inmobiliaria, se cerraron fuentes de empleo, se paralizó la industria de materiales de construcción y la economía del país sintió el efecto…
Primero, el marco del caos, aunque con una economía en proceso de recuperación. Ya sabemos que estamos creciendo, y con la Ley intacta.
(revista) …ha pasado el tiempo y Ecuador tiene hoy un nuevo mandante que ha iniciado su gobierno dando muestras de apertura, de afinidad con los procesos de diálogo, de afán de cambio en fondo y en forma, y la ‘sociedad civil’ tiene fe en que esta estrategia dará resultados en el corto plazo.
Una palmadita en el hombro al presidente Moreno y ‘su equipo’ en nombre de la ‘sociedad civil’, vamos adelante con las palabras de Yandún.
La condición del diálogo:
(Yandún) …Esta ley debe ser derogada, y si eso no se logra, debe ser reformada en casi la totalidad de su contenido.
La confusión original:
(Yandún) …La definición universal dice que plusvalía es la ganancia que logra un bien con el paso del tiempo gracias a factores externos, pero esta ley obliga al constructor a pagar impuestos por la ganancia que obtiene al hacer su trabajo. Eso es rentabilidad, es lo que toda actividad económica legítimamente persigue, no es plusvalía.
Intentaremos hacer una aclaración universal:
- La plusvalía del suelo y de bienes inmuebles si bien responde a externalidades, el mercado inmobiliario se encarga de fijar los precios para extraer plusvalías con base en esos factores externos, procurando que (dicha plusvalía) alcance para todos y se mantenga constante (previsiblemente en alza) con la acción de los agentes: promotores, inversores, gobiernos, bancos, etc., especialmente, a través de la urbanización.
- La rentabilidad en el sector inmobiliario es la proyección en el tiempo de la ganancia luego de realizar una inversión, a saber, la especulación con el espacio (suelo e inmuebles).
- La Ley impone un impuesto que regula la acumulación de los agentes por extracción de dichas plusvalías y a su vez por la especulación sobre la proyección de rentabilidades.
- El constructor, los obreros y cualquier otro trabajo indirecto obtienen ganancias fruto del esfuerzo de su trabajo. El ‘inversor’ o capitalista inmobiliario, que en muchos de los casos, también es el constructor, o el promotor, etc., percibe ganancias fruto del plustrabajo de otros. Pero también percibe ganancias de la rentabilidad inherente al capital ficticio realizado por el mercado inmobiliario en el tiempo, (a costa de cualquier cosa, que más da), no se trata de que sean legítimas o ilegítimas, sino de que sean redistribuidas por medio de impuestos en una sociedad profundamente inequitativa.
- La rentabilidad depende directamente de la plusvalía, pero no sólo de ella.
- Meter al mercado inmobiliario, mejor dicho, al negocio del suelo y del ladrillo en el mismo costal de todas las actividades económicas no es accidental, cumple una función, hacernos creer que lo que se vende y se compra son autos, cocinas o móviles, y no un recurso natural, un don de la naturaleza o un regalo del planeta, como la luz, la tierra, es decir, el espacio, el aire o el agua que necesitamos para vivir y son parte de nuestra génesis.
(Yandún) … El error cometido es tan grande que esta ley hace lo que ninguna otra: al mismo tiempo impacta en la oferta, en la demanda y en la recaudación de impuestos. Se ha encargado de provocar un total y absoluto desincentivo al constructor privado, y por ende, ha paralizado todas las actividades económicas relacionadas con la construcción…
El efecto esperado: El sector desacelera pero no se detiene. ¿Quién lo frena? Los especuladores. ¿Que se consigue? Que se invierta en ladrillo con responsabilidad. A los que sabemos que les da igual y mienten, los sacamos a la luz.
Del neoliberalismo salvaje y la ideología de la burbuja inmobiliaria:
(Yandún) … Para el constructor inmobiliario su actividad dejó de ser atractiva, y para el interesado en comprar vivienda este impuesto es absolutamente nefasto porque impide su progreso (…) Antes se acostumbraba comprar vivienda con la ilusión de venderla más adelante, para tener una ganancia que permita al individuo invertir en otra mejor, pero ahora esa ilusión desaparece…
El chantaje del empleo, ¿entendemos los problemas de la economía del ladrillo en el desarrollo?
(Yandún) … No se entendió que al afectar al empresario, al imponerle desmesurados impuestos nuevos, dejaron sin empleo a mucha gente.
La contradicción y condición finales: no casas, sino hogares, y con una última condición: ¡lo urbanizamos todo!
(Yandún) … apoyamos la gestión. Es importante destacar que no se trata de construir casas sino hogares, debe hacerse urbanismo para evitar el caos, deben industrializarse los procesos constructivos para lograr los objetivos, pero sobre todo, debe invitarse a los mejores constructores del país a participar…
[1] Entrevista completa: https://www.clave.com.ec/2017/09/01/henry-yandun-la-nefasta-ley-de-plusvalia/
[2] Para ampliar nota: https://www.clave.com.ec/2017/09/01/sergio-r-torassa-el-sector-inmobiliario-vuelve-a-estar-de-moda/
[3] Escuela de formación empresarial y de negocios, nacida en Ecuador en 1993, afianzada en los valores del Opus Dei. Para ampliar información: http://www.ide.edu.ec/
[4] Para ampliar información: https://www.clave.com.ec/quienes-somos/
[5] Como de costumbre, para conseguir un peso político concreto en la agenda pública se manosean con antojo las necesidades y la opinión de la tan cacareada sociedad civil. Sujeto ‘simpático’, lógico y abstracto, instrumento de manipulación.
La clase media políticamente fragmentada en Ecuador: un pedazo de la izquierda que baila para la derecha
10 Viernes Feb 2017
Posted Ecuador, Elecciones, Neoliberalismo, Política
inCada día confío más en la honestidad del vicepresidente, en parte gracias a la mediocridad del conjunto de la oposición y su despreciable estrategia manipuladora, pero también, por cómo él y el gobierno han encajado varios ataques. Esta apreciación la lanzo desde una orilla físicamente lejana, por tanto, toma forma de intuición, pero intenta moverse por el sendero más apegado a la verdad.
A partir de aquí, es de sorprenderse o no, por la ingenuidad de una fracción de clase media, en apariencia traicionada y en realidad manipulada, que ha hecho el juego a la derecha más arrogante del país, sobre todo, en época de campaña. Si esa fracción “izquierdista” (manipulada y resentida) de la clase media, no reacciona –el 19F– por la única izquierda posible, entonces más vale que se plantee ser una alternativa y participe en las próximas elecciones, en vez de ser –como ha sido en los últimos meses– directa o indirectamente, muleta de una derecha latinoamericana que se muestra implacable.
Esta fracción compuesta en buena medida por una burguesía intelectual crítica (pero no autocrítica), se instala en una zona de comfort más amplia: la del “nadie nos representa”. Y aunque sigan siendo una minoría (nada silenciosa, por cierto), su voz se amplifica a través de los medios tradicionales y tecnológicos, que a su vez, buscan imponer una agenda propia, interesada únicamente en reproducir las relaciones y medios de producción neoliberales que los perpetúan.
Dentro de este grupo, incluso los más atentos intelectuales ya no hablan del neoliberalismo, porque saben que está muriendo, y de forma “bien” intencionada, lo están sofisticando, ósea naturalizando, humanizando bajo la sombra de un post-neoliberalismo global, que entre otras cosas, quiere salvar un mundo donde hay pobres y no a los pobres del mundo. Esto implica en último término, ampliar las desigualdades con los más ricos en un sistema capitalista menos salvaje, que trata por todos los medios de mejorar las condiciones materiales de la fracción hegemónica (fácilmente identificable) de esa clase media.
Es de suponer que la fracción de izquierdas (más difusa) no incidirá en los resultados del #19F, aunque francamente no lo sé. De algo estoy más seguro, así lo haga o no, seguirá en el cajón, sub-útil, y peor aún, en el campo ciego del proceso, por mucho o poco que tenga de transformador –a mi parecer, mucho–.
Claramente lo digo, si mi primera intuición falla, el ingenuo habré sido yo, y no ellos, sin que esto desautorice, necesariamente, el resto del análisis.
Las vísperas del #19F